Redacción
Luego de los sucesos ocurridos el martes 10 de diciembre en Bellas Artes, la Secretaría de Cultura Federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) emitieron un comunicado para condenar los actos de violencia que vulneren los derechos humanos, las libertades de expresión y la creación “porque ellas constituyen la forma más profunda de nuestra democracia”.
Ante los hechos suscitados el martes por un grupo de personas que se manifestaron al interior del Palacio de Bellas Artes a nombre de la Unión Nacional de Trabajadores (UNTA), para exigir que se retirirara y se “quemara” una de las obras que forman parte de la exposición “Emiliano Zapata después de Zapata”, las instancias citadas expresan lo siguiente:
La violencia e intolerancia nunca tendrán cabida dentro de las instituciones que defienden las libertades ganadas por toda la sociedad mexicana. Rechazamos cualquier tipo de violencia que afecte los derechos humanos. No compartimos la censura como mecanismo de regulación de una sociedad que reclama libertad de expresión y madurez en el diálogo. Bienvenida la discrepancia y el debate estético y político, a propósito de una obra que ha cimbrado el umbral del debate entre femenidad y masculinidad, pero no aceptamos la censura y la violencia como armas de presión política y artística.
Uno de los propósitos del arte es invitar a reflexionar sobre las problemáticas, los anhelos y las divergencias que habitan en una sociedad que lucha por ser mejor, en la diversidad, en el respeto a los derechos humanos y la libertad creativa, en los derechos de las personas que asumen en su diversidad una parte de su identidad. Lamentamos las agresiones que sufrieron dos jóvenes en manos de personas que expresaron insultos basados en la homofobia y la intolerancia. El INBAL le procuró la atención médica necesaria y el acompañamiento legal correspondiente. Asimismo, rechazamos las agresiones que sufrieron también representantes de los medios de comunicación.
La Secretaría de Cultura y el INBAL, a través del Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA), respetan el sentir y la opinión del señor Jorge Zapata y de todas las personas que puedan compartir su punto de vista. El arte tiene siempre múltiples interpretaciones y maneras de ser asumido.
Así también, respetamos el criterio de quienes han encontrado en la pieza La Revolución, del artista chiapaneco Fabián Cháirez, una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad y la relación entre feminidad y masculinidad que propone el pintor, considerando el espíritu libertario de Zapata. Es derecho del visitante asumir la postura que le sea propia, pero es también su derecho acceder a dicha diversidad.
La muestra no gira en torno a una sola pieza, ni a un solo enfoque, reúne por primera vez la producción de cien años de imágenes zapatistas, se incluyen objetos históricos de Zapata, como el sombrero que portaba el día de su muerte o la famosa fotografía con traje de charro de 1911. Entre los artistas destacados de la exposición se cuentan Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, María Izquierdo, Miguel Covarrubias, Leopoldo Méndez, Luis Arenal, Arnold Belkin, Alberto Gironella, Héctor García, Graciela Iturbide, Julio Galán, Germán Venegas, Rubén Ortiz Torres, Mariana Botey y Arnaldo Coen.
La exposición se estructura en torno a cuatro secciones que muestran la evolución iconográfica de la imagen zapatista: 1) Líder campesino 2) Fabricación del héroe de la nación 3) Imágenes migrantes, y 4) Otras revoluciones.
El primer núcleo, “Líder campesino”, estudia la manera en que se conformó la imagen de Zapata a principios del siglo XX por medio de la caricatura política y la fotografía; la segunda sección, “Fabricación del héroe de la nación”, muestra el papel que desempeñaron los Grandes Muralistas para conformar la imagen del líder revolucionario que pervive hasta nuestros días.
La tercera sección, “Imágenes migrantes”, se enfoca en las apropiaciones de la imagen de Zapata por parte de la comunidad chicana en Estados Unidos; finalmente, la sección titulada “Otras revoluciones” explora la manera en que diversos movimientos –la gesta estudiantil de 1968, los movimientos de Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, el EZLN, y más recientemente la población LGBT+ y el movimiento feminista– han adoptado la imagen de Zapata para abanderar sus causas.
Luis Vargas Santiago, creador del concepto curatorial, Doctor en Historia del Arte e Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas, describe la obra titulada La Revolución, de Fabián Cháirez: la pieza retoma a un personaje revolucionario que es referente de masculinidad, para subvertir modelos hegemónicos de género y revalorar la feminidad. De esta manera, se muestra la vigencia de Zapata como símbolo de resistencia y referente para la visibilización de diversos grupos que protagonizan las luchas sociales contemporáneas, como la feminista y LGBT. Zapata es un héroe a la altura del arte y por eso acompaña los movimientos libertarios de la sociedad mexicana.
A Zapata le debemos no solo la defensa de la tierra y de los derechos de los campesinos mexicanos, sino también haber inspirado a una gran diversidad de artistas que retoman el sentido libertario de su legado y lo llevan a múltiples planos. Zapata y su legado, así como también nuestra historia, son patrimonio de todo el pueblo de México, un pueblo generoso que sabe que la libertad y la no rendición fueron sus banderas más importantes.