Ulises Fonseca
Con un análisis polifónico de la forma en que se entiende a la cultura comunitaria en diferentes latitudes del subcontinente latinoamericano, es como inicio el primer Encuentro Nacional de Cultura Comunitaria, un evento multitudinario que tiene por sede al Faro de Oriente de la Ciudad de México.
La primer actividad fue un panel sobre la forma en que se entiende y aplica la cultura comunitaria en México, Brasil y Argentina.
Este espacio fue abierto por Karina Franco, coordinadora del Programa de Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura Federal, quien refirió que desde la esfera gubernamental un antecedente fue el programa "Cultura para la Armonía", mientras que ahora la dependencia de la que es parte entiende y opera a la cultura comunitaria como eje transversal.
De hecho, dijo, es un programa con los siguientes pilares:
1 Misiones por la diversidad cultural
2 Semilleros creativos
3 Territorios de paz
4 Comunidades creativas y transformación social
A esta funcionaria la siguió Benjamín González, director general de vinculación cultural del gobierno de Ciudad de México, quien metaforizó a la cultura comunitaria como una acupuntura, es decir, como un conjunto de acciones pequeñas en lugares estratégicos, encaminados a la sanación.
De acuerdo a González, "el neoliberalismo es un factor que ha propiciado el debilitamiento del estado y la reducción de las acciones sociales y la infraestructura", entonces, dijo "¿cuál es la alternativa para compensar desequilibrios?, aprender de las resistencias a este modelo económico de exclusión".
Hizo hincapié en que la cultura es un derecho, "algo a lo que se puede acceder pero también a construirlo. Para ello es necesario que la gente se asuma como ente creativo, que puede construir empatías, vínculos con el otro".
Ahora bien, González no dejó de lado la coyuntura política actual y apostó por el acercamiento y la negociación, a fin de que "la cultura comunitaria se convierta en derecho (...) necesitamos pensar que ésta es mucho más que el folklore".
A propósito de esto último, Diego Benhabib, quien es coordinador de Puntos Cultura en Argentina, externó que al pensar a la cultura como centro de organización social entonces ya no se habla solamente de infraestructuras y/o eventos, "sino de actores y gestores culturales; no se entiende a cultura solo como difusión de las artes sino como construcción de ciudadanía, para la integración social".
Dicha definición fue ampliada con una perspectiva más filosófica por Célio Turino de Miranda, creador del proyecto Puntos de Cultura en Brasil, , quien afirmó que la cultura comunitaria tiene dimensiones como compartir la memoria y el espacio, pero también ser requiere de la descolonización, la des-patriarcalizarse y el des-mercantilizarse.
Añadió que es necesario retomar lo ancestral, no como una forma de regresar al pasado sino como una plataforma que sirva de base para construir. De hecho, mencionó la filosofía del "Buen vivir", una forma de pensamiento y vida creada por los pueblos amerindios en la que se incluye principios como la armonía del individuo consigo mismo, la armonía del individuo con la colectividad y la armonía de la colectividad con la naturaleza.
Por último, Célio Turino de Miranda hizo una propuesta que, muy probablemente resultaría muy atrevida a los ojos de la derecha: en lugar de un servicio militar, propiciar que los jóvenes hagan y aprendan formas de servicio comunitario.
De esta forma es como inició el Encuentro para los gestores y promotores invitados, provienientes de estados como Baja California Sur, Tlaxcala, San Luis Potosí, Michoacán, Tamaulipas y Nuevo León, por mencionar algunos.
Las actividades incluyen talleres, mesas de diálogo llamadas "Casas", conversatorios y presentaciones artísticas, mismas que continuarán este viernes y sábado.