Ulises Fonseca Madrigal
Situado en un paraje montañoso, rodeado por árboles frutales y sonidos inexistentes en la ciudad, se encuentra un taller de grabado que haría las delicias de cualquier artista que busca la calma para crear. Ese espacio fue prestado por su dueño, Artemio Rodríguez, al gestor cultural y artista Saúl Corzo, para convertirlo en espacio de aprendizaje y formación en beneficio de la comunidad.
Ese taller se encuentra en San Miguel Tamácuaro, comunidad perteneciente al municipio de Tacámbaro, y desde principios de año ha sido un espacio en el que se ofrecen talleres de grabado en distintas técnicas. Se trata de un proyecto ideado por Saúl Corzo con el nombre de “Manos a la gráfica”.
Las razones y beneficios que se buscan con el proyecto son muchos, pero el propio artista refiere de manera condensada, que uno de los objetivos es “que exista una oferta artística para gente a la que de otra manera le sería muy difícil tomar, pues lo que se imparte desde las instituciones públicas o privadas en cuanto a plástica no es muy amplia, se limita a dibujo, pintura o un poco de acuarela”.
Además, Corzo mencionó que los talleres fueron pensados especialmente para las personas de Tacámbaro, “pero no se les cierra las puertas a artistas invitados de Morelia, de otros municipios e incluso de otros estados”.
Imágenes en movimiento
Dar cauce a la creatividad un una experiencia muy placentera, pero adquiere otra dimensión cuando se comparte con las personas, por ello es que parte del proyecto contempla la generación de una carpeta con las 50 mejores obras del taller, mismas que también serán expuestas, en Morelia y Pátzcuaro.
Los sitios que recibirán las exposiciones son: Galería Kitsch, en Morelia, donde será en noviembre, mientras que en Pátzcuaro será en La Mano Gráfica, en diciembre. También está en gestión una posible muestra en Tacámbaro. Cabe mencionar que el proyecto tuvo apoyo del programa federal México Cultura para la Armonía.
Gráfica popular
El proyecto se originó del mismo modo que muchas otras ideas y labores artísticas: por la convivencia e intercambio de visiones entre artistas, pues como relató Saúl Corzo, Manos a la Gráfica surgió de una conversación sostenida entre él y Artemio Rodríguez en Pátzcuaro luego de que fuera inaugurada una exposición.
“Juan García Chávez nos presentó, a Leo Rodríguez y a mí, con Artemio (Rodríguez), él nos comentó que tenía una casa estudio, que nos invitó a conocer, le comenté que estaba por egresar y que estaba aplicando a unas residencias en La Ceiba Gráfica para empaparme de lo que es un proyecto autosustentable de la gráfica”, narró Saúl Corzo, para añadir que el diálogo derivó en generar un proyecto en beneficio de San Miguel Tamácuaro y Tacámbaro.
A raíz de eso, Saúl Corzo aprovechó su estadía en La Ceiba para elaborar un proyecto, mismo que fue ideado para tener una duración de varios meses, y tener la participación de otros artistas recién egresados de la Facultad Popular de Bellas Artes (FPBA).
Por tanto, Corzo invitó a varios colegas para que elaboraran proyectos de taller que se insertarían, a modo de eslabones, en el esqueleto general, “al final de conformó un esquema con cinco talleres para niños y cinco para jóvenes, se aceptarían 15 personas por taller, quienes estarían por 16 horas; hasta el momento Dulce Caballero imparte el octavo taller de diez”.
De ese modo, entre los otros talleristas que han venido a la zona para compartir su conocimiento se encuentran Nancy Valdés, Isabel Vera, Fabiola Ospina y Cutzi Salas, quienes han abordado técnicas como placa de cobre, linóleo, xilografía, colografía y técnicas experimentales. Los talleres que faltan serán impartidos por Carolina Ortega y el propio Artemio Rodríguez.
El gestor no dejó pasar la ocasión para mencionar que dos obras generadas por los alumnos de los talleres “fueron seleccionadas en la Efraín Vargas, una es de Jesús Arriaga Silva y la otra es de Evelia Mora”.
A continuidad
El haber tenido respaldo federal fue un apoyo importante, aunque Saúl Corzo se dice consciente de la necesidad que tiene el espacio por volverlo un taller autosustentable con más actividades, “hay que ver estrategias para que el taller se pueda mantener y pueda continuar el beneficio a la comunidad (…) me interesa no solo venir y dar talleres para que conozcan la técnica, sino que nazcan grabadores o interesados en las artes visuales”.