Ulises Fonseca
Foto: Fernando Nila Villalobos
Generar mejores condiciones para la alfarería, tanto en el ámbito de la comercialización, como en lo referente a la producción, la salud y la equidad de género, son los ejes con que han trabajado un grupo de mujeres de Santa Fe de la Laguna y la
Red Transdisciplinaria de Desarrollo Sostenible A.C. (RETDES), cuya labor ya ha rendido frutos y estará presente en el
New York Now (NY Now), en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
La directora de la
RETDES, Sandra Malagón, mencionó que la participación dentro del
NY Now obedece a que buscan un horizonte comercial donde las alfareras puedan vender sus piezas a precios justos. Este
será del 3 al 7 de febrero (es posible consultar más información en este enlace:
https://www.nynow.com/).
“Es un e
vento de diseño y estilo de vida, ellas están en la categoría de productos hechos a mano y vamos para conseguir clientes de todo el mundo; además, una colección de las piezas fueron seleccionadas para participar por un premio a la
‘Sustentabilidad en el diseño por un mundo mejor’”, mencionó la gestora.
De manera previa y para apoyar el viaje de las alfareras, el 27 de enero habrá un evento de recaudación de fondos en Tata Mezcalería, donde será posible degustar comida tradicional hecha con un toque gourmet, éste será a las 18 horas.
Enseñar y aprender
¿De qué forma lograron llegar las artesanas michoacanas hasta el punto cultural y comercial más importante del mundo?, Sandra Malagón, narró que este proyecto de alfarería sustentable fue desarrollado a lo largo de 2016 con diez mujeres purépechas.
El proyecto tiene diferentes objetivos: el primera incluye capacitación para que las alfareras puedan utilizar técnicas de pigmentos y esmalte sin plomo; generar espacios donde las mujeres sientan que pueden expresar su pensamiento, pues como dijo Sandra Malagón “por condiciones históricas y sociales fue todo un proceso para que ellas se creyeran que lo que dicen es importante”; así como la construcción de hornos con chimenea que evite la contaminación por humo.
“En Santa Fe de la Laguna la principal actividad productiva es la alfarería, hay aproximadamente mil talleres y en los métodos que se emplean para la cocción de piezas utilizan un esmalte con plomo, pero no hay protocolos adecuados para manejarlo, entonces también se expone la familia y se generan problemas de salud a largo plazo”
La capacitación se realiza con apoyo de las mismas alfareras, es decir, una vez que se le dio formación a un grupo, ellas replican el conocimiento con sus pares, pues como explicó Yanin Rodríguez, quien es directora del proyecto: “las personas externas a las comunidades no nos empapamos de las sensaciones que implica vivir un cambio, perdemos la noción de vulnerabilidad, entonces las alfareras que capacitan tienen las herramientas necesarias para compartir conocimiento de una forma que no es invasiva”.
En cuanto a la construcción de los hornos, Sandra Malagón mencionó que colaboraron con el ingeniero
Alejandro Tavera y el maestro alfarero
Daniel Croco para diseñar
mejores hornos de leña, mismos que dijo “reducen la contaminación, el gasto de leña y además permiten llegar a las temperaturas que necesitan los nuevos esmaltes; algo importante es que se trata de un modelo replicable (…) en la construcción se capacita a los esposos para que sepan mantenerlo y repararlo, pero además se vuelve una actividad económica paralela pues si otra persona de la comunidad quiere un horno, ellos lo pueden hacer”.
Las gestoras explicaron que el uso de leña obedece a que se trata de un elemento accesible en la comunidad, “no los hace dependientes a insumos externos como el gas, entonces con un buen manejo del bosque pueden tener de manera permanente el combustible que necesitan”.
Otra cuestión que destacaron fue que las mujeres recuperaron moldes de alfarería antiguos, a los que añadieron sus propios toques de diseño en colores, formas y funcionalidad; de hecho, con estos cambios ya hubo piezas expuestas en la galería Chuen, en la Ciudad de México.
Trabajo colaborativo
Sandra Malagón explicó que
RETDES funciona a partir de nodos, cada uno integrado por diferentes personas: las alfareras, la universidad, la asociación civil y las empresas.
Añadió que con estos grupos “nos conectamos y generamos una red que interacciona; además,
somos transdisciplinarios debido a que se trata de un modelo de colaboración horizontal, es decir que enseñamos pero también aprendemos, no vamos a imponer a las comunidades sino que trabajamos con ellos para generar proyectos planteados de manera conjunta, que tenga lo que les interesa a ellos, a nosotros y a la academia”.
Entonces, dentro de la Red hay una filosofía cuyos dictados dicen que todos los integrantes pueden opinar, aportar, participar y votar, mientras que el trabajo de la asociación se guía en los objetivos de desarrollo planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ahora bien, dijo que el presente proyecto con las alfareras tiene apoyo del gobierno federal, a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y el Senado de la República.