Redacción
Imagen de portada: cortesía de la editorial
Foto de fondo: Marcin Czerniawski / Unsplash
En
1944, Ginette Kolinka tenía 19 años y, junto con su padre, hermano menor y
sobrino, fue llevada al campo de concentración de Birkenau (Auschwitz II), en
Polonia. Apenas al llegar, su padre y hermano fueron gaseados, posiblemente su
sobrino también.
A
través de “Regreso a Birkenau”, editado por Seix Barral, Kolinka
comparte memorias sobre su traslado a Auschwitz, el tiempo que permaneció en
esta región, el reencuentro con los suyos y su regreso, muchos años después, al
lugar que marcó su vida.
Confinada
a tareas extenuantes en Birkenau, Ginette supo que lo mejor para soportar esa
realidad, era obedecer: “Decido pasar lo más inadvertida posible, no sublevarme
jamás, aceptarlo todo” y no rendirse, porque le costaría la vida y como ella
misma afirmó “perder el ánimo es precipitar la muerte”.
A
mediados de 1945 se reencuentra en París, en la casa que habitaba con su
familia, con su madre y hermanas quienes como pudieron escaparon de vivir la
misma experiencia que Ginette.
Han de
pasar algunos años hasta que la autora consiguió llevar una vida tranquila: “tuve
la suerte de regresar de los campos y de recuperar enseguida una vida normal,
de ser muy feliz. En la vida más vale no ser demasiado inteligente… Yo no
pienso, las cosas suceden sin más, no las decido yo”.
Durante
largo tiempo Ginette Kolinka no contó nada de lo sucedido en Birkenau, ni
siquiera a su esposo. Hoy, a través de sus relatos, contribuye a que no se
olvide lo sucedido en uno de los episodios más oscuros de la humanidad, que le
tocó a una apabullada mujer que dice “yo cuento esto, lo veo, y pienso que no
es posible haber sobrevivido a ello”.
Una
reflexión sobre qué recordamos y cómo recordamos, de qué manera construimos
nuestra historia y de qué manera las generaciones posteriores se apropian de
ella.
Ginette
Kolinka (París, 1925). Es una superviviente del campo de concentración de
Birkenau. A Ginette Kolinka la internaron en el campamento para mujeres. En
octubre de 1944, ante el avance de los aliados, trasladaron a Kolinka al campo
de Bergen-Belsen y luego a Theresienstadt, donde trabajó en una fábrica de
repuestos de aviación. En mayo de 1945 fue repatriada a París, donde el 6 de
junio se reencontró con algunos de sus familiares que sobrevivieron. Regreso a
Birkenau es su primer libro.