Redacción.
Ciudad
de México, a 1 de junio de 2020.- Después
de recibir denuncias por diversas
irregularidades cometidas por el gerente de la subsidiaria Colombia, Nahum
Montt, en noviembre de 2019, el departamento internacional del Fondo de Cultura
Económica detectó una serie de gastos irracionales producto de la contratación
de empresas externas que duplicaban las funciones administrativas del FCE, informó el Fondo en un comunicado.
Por lo que el FCE abrió una investigación que descubrió proyectos de ampliación
de la filial no autorizados, gastos indebidos en una tarjeta corporativa, una
confusa administración del parking y despidos improcedentes. Esto obligó a una
visita inmediata del subgerente de Relaciones Internacionales Bogotá, que
regresó con un informe que confirmaba estos malos manejos. Todo esto en un
contexto en que la filial operaba con números rojos, tenía bodegas saturadas y
aumentaba su deuda con la casa matriz, temas que habrían de haber sido
centrales en la administración.
Inmediatamente se convocó al gerente de la subsidiaria Colombia, Nahum Montt, a
la ciudad de México y se celebraron reuniones con él los primeros días del año,
que confirmaban que el control de la subsidiaria lo tenía una empresa externa y
determinamos que esa y otras empresas cuyos servicios se habían contratado no
tenían razón de ser y ocasionaron un quebrando a la institución. Se firmó por
tanto un convenio en que el gerente se comprometía a cancelar todos los
contratos con estas empresas en fecha 31 de diciembre de 2019, sin costo para
el FCE.
Encontramos que no existían motivos para proceder jurídicamente en contra de
las citadas empresas, dado que cumplieron, durante el periodo en que estuvieron
vigentes los contratos, con el contenido de los mismos. Es decir, su
contratación no fue ilegal, sino innecesaria. La cancelación de estos contratos
debía ser inmediata. Y así se hizo.
Nahum Montt, gerente de la subsidiaria Colombia, presentó su renuncia, misma
que no fue aceptada temporalmente, a fin de pedirle que previamente debía dejar
en orden todos los asuntos relacionados con la ruptura de los citados contratos
y la deuda creada por el uso de la tarjeta corporativa, que debería ser
repuesta al FCE, porque contravenía todas nuestras políticas de austeridad y el
estilo de ausencia de privilegios que se habían establecido en la casa matriz,
México.
Si se hubiera aceptado la renuncia de inmediato
nos hubiéramos encontrado con convenios y contratos vigentes y la ausencia de
un muevo responsable, que cuando asumiera el cargo tendría que enfrentar una
situación en la que el gasto se seguía produciendo.
En relación con el pago de la tarjeta citada, se acordó con Nahum Montt que
éste sería cubierto por él.
También, informa el FCE, se acordó que en cuanto las condiciones sanitarias lo
permitan se revisará el cumplimiento de estos finiquitos y la culminación de
proyectos no aprobados.
Asimismo, se creó un sistema de fiscalización interno en la subsidiaria, a fin
de mantenerla en funcionamiento.
En cuanto la contingencia sanitaria por la Covid 19 lo permita, se procederá al
relevo en la gerencia de la subsidiaria. En este momento las condiciones lo
hacen imposible, hasta que exista regularidad en el funcionamiento y las
actividades comerciales de la propia subsidiaria en Colombia. Mientras tanto,
Nahum Montt continúa laborando, pero en carácter de interino.
Es importante destacar que la naturaleza jurídica con que están constituidas
las subsidiarias es el derecho mercantil. Por tanto son de carácter privado. Es
decir, no hay conflicto de intereses, pues los directores son empleados de la
empresa y no servidores públicos. De ahí que sus atribuciones se rigen por el marco
jurídico de Colombia, el cual no tiene un vínculo jurídico con la normatividad
vigente en México.