Sí es posible embonar emprendimiento y cultura
Ulises Fonseca
Foto: Edson Contreras
Desde una perspectiva convencional, el campo cultural está muy separado del empresarial, como si fuesen dos aspectos que de ningún modo pueden llegar a marchar juntos. Sin embargo, ya existe la perspectiva de las economías naranjas, desde la cual, sí es posible conjuntar ambos aspectos y hacerlos funcionar en lo que se denomina “emprendimiento cultural”.
Lo anterior fue el tema de la charla ofrecida por Gabriela Anguiano Zamudio, directora de “RedLab laboratorio de gestión y vinculación cultural”, en la Casa de Cultura de Morelia, en el marco del Encuentro Beneficiarios 2016/2017 del Programa de Coinversiones.
En ese espacio, Gabriela Anguiano mencionó que el concepto de “emprendimiento cultural” es nuevo y todavía “hay resistencias para asociar las palabras cultura y economía”, además de que resulta necesario diferenciarlo del concepto de “emprendimiento social” y más aún, de las organizaciones no gubernamentales.
Ahora bien, la promotora mencionó que desde el inicio resulta de vital relevancia tener claro lo que se busca hacer "es importante aterrizar la idea en papel", además de tener un plan de negocio/ empresa.
El modelo para un “Plan de negocio” viene a ser un punto crítico y para este resulta necesario, dijo "tener claro cómo se origina una idea e identificar las oportunidades de negocio, todo esto es toda la parte previa y es necesario plasmarlo en papel ya que hará presente la motivación original".
A esto se agrega la relevancia de saber con qué personas se trabajará, describir los objetivos personales y profesionales que se persiguen a corto y mediano plazo con el proyecto empresarial; luego, se debe definir el nombre de la empresa, razón social, nombre o denominación del producto y localización geográfica; también, conocer a que mercado va dirigido el producto; tener objetivos a corto, mediano y largo plazo; así como tener sistematizadas las formas de comunicación (logo, herramientas de publicidad, identidad).
Otra cuestión que no se debe dejar de lado es la de formación y asesoría: "es importante considerar la capacitación constante para desarrollarnos en las áreas donde no tenemos formación"; por ejemplo la cuestión legal, un detalle para el que, idealmente, se debe tener claridad en cuanto a los términos de trabajo y tener en cuenta la protección de la propiedad intelectual.
Esquemas de financiamiento
Viene entonces el tema escabroso del recurso y de los caminos con que se puede obtener; para esta cuestión, Gabriela Anguiano le recomendó a los promotores y emprendedores reunidos en el foro que “mientras más claro tengamos como es el proyecto vamos a poder acercarnos al tema de procuración de fondos”.
Además, recordó que las dependencias gubernamentales no son la única vía de financiamiento, "si el proyecto está sustentado por el estado no está mal, pero es necesario generar otros mecanismos para que un proyecto sea sustentable".
Más aún, la promotora enfatizó que "hay que tener presente esta obligación que tiene el estado de financiar y apoyar, pero no perder de vista que no se trata de la única vía de financiamiento". Por tanto, he aquí una lista de las diferentes maneras en que resulta posible procurarse fondos:
Patrocinio
Mecenazgo, donativos
Fundraising
Ayudas públicas
Entidades financieras, referentes a préstamos bancarios "que no recomemdaría ni de broma"
Inversionistas
Préstamos de otras empresas
Avales
Contratos
Trueque o intercambio
Método de pago
Publicidad
Colaboración, sinergias
Autofinanciamiento
Aclarar conceptos
Para comprender las diferencias entre conceptos, es posible comenzar tener en cuanto lo más sencillo, que es la definición de “Emprendimiento”, aplicable a las personas que identifican una oportunidad de negocio.
En este sentido, aquellas personas que buscan emprender y orientarse en el sector cultural, son quienes identifican un valor cultural que puede generar una actividad económica, réditos y desarrollo social. Por otra parte, la diferencia con las organizaciones sociales (identificadas como parte del tercer sector), descansa en el hecho de que desde el emprendimiento sí es posible buscar utilidades mientras que las segundas son constituidas sin ánimo de lucro.