Ulises Fonseca
Gestores culturales, artistas y profesores finalizaron un proceso de formación académica y vivencial que incluyó cuatro talleres realizados en tres municipios del estado.
Para ser más precisos, es necesario decir que estamos hablando de los
cursos-talleres "herramientas para la convivencia en la diversidad y cultura de paz", programa impulsado por la Secretaría de Cultura de Michoacán (SECUM) que concluyó este fin de semana en Lázaro Cárdenas.
Al respecto, la
directora de promoción y fomento de la Secum, Adriana Cerda Herrera, refirió que realizaron 4 talleres en los que se brindó capacitación a 250 personas, cuyo proceso comenzó en abril del año pasado, en Uruapan.
El objetivo, dijo es que los 250 asistentes a los talleres "puedan replicar los trabajos y herramientas aprendidas para generar cultura de paz, principalmente en las comunidades modelo de Michoacán y en todo el estado".
Por tanto, Adriana Cerda Herrera refirió que los asistentes al programa "
tienen la capacidad de generar planes de acción para cada comunidad, entonces cada uno nos mandará su plan para poder darle continuidad al trabajo que realizarán en sus localidades".
Los temas de los talleres fueron
“herramientas para la convivencia en la diversidad y la cultura de paz”, ofrecido en dos partes, primero los días 20, 21 y 22 de abril y luego el 17, 18 y 19 de agosto de 2017, en Uruapan; el tercero fue
“Metodología ¡ah que la canción!, música mexicana”, impartido el 30 de noviembre, 1 y 2 de diciembre, en Tlalpujahua; el cuarto y último fue
“Percusión corporal”, realizado el 25, 26 y 27 de enero en Lázaro Cárdenas.
La
inversión total fue de 250 mil pesos y, como refirió la funcionaria estatal,
el programa habrá de continuar este 2018. Cabe decir que los talleres fueron aplicados por la Secretaría de Cultura Federal, mediante el programa México Cultura para la Armonía, con coordinación de la Secum y la asociación civil Consorcio Internacional Arte y Escuela A.C. (ConArte).
Los gestores participantes
Marcela Santos Lucatero es una profesora originaria de Apatzingán, aunque ya tiene tiempo de radicar en Morelia; ella expresó que la capacitación resulta fundamental para la gestión y promoción cultural:
"Nos dieron
herramientas que serán útiles para maximizar los conocimientos de cada uno, para incidir en el crecimiento de nuestras comunidades y laborar mejor, ya sea con niños, adultos, jóvenes o el sector que cada uno trabaje".
En términos similares se expresó el
promotor cultural y compositor José Arturo Martínez: "con estas herramientas uno puede intervenir en las diferentes problemáticas que hay en las comunidades, como la violencia, la discriminación e incluso el bullying".
Frente a este panorama, dijo, también es necesaria la participación ciudadana "para que a través del canto y del movimiento corporal las personas tengan modos de expresar parte de su problemática".
La participación es un concepto que también tiene muy presente
Cristian Gutiérrez Ramos, quien es director de la Casa de cultura de Penjamillo y gestor cultural enfocado en el tema del patrimonio.
"Para mí, el patrimonio es muy importante porque genera identidad en las personas, mientras más se conoce algo más se ama, entonces creo mucho en
rescatar la cultura originaria de los pueblos para que las personas se reconozcan, se identifiquen y de esa manera puedan cuidar su pueblo, interesarse en promover buenas actividades e involucrarse" dijo.
Con respecto a la capacitación para los gestores en los talleres,
Gutiérrez Ramos expresó que estos tocaron un punto importante, que es la presencia de la sociedad civil en espacios públicos: “
es importante estar en las calles, plazas públicas, teatros y foros abiertos, debido a que mientras más convivan los jóvenes generarán cohesión social y más aún cuando son de diferentes clases sociales, es decir, en los pueblos hay quienes no hablan con otros por la condición socioeconómica, pero en las reuniones terminan juntándose y salen cosas positivas”.
Ah que la…
Enrique Jiménez, profesor de ConArte, fue quien impartió el taller
“Metodología ¡ah que la canción!, música mexicana”, con el que se buscó romper paradigmas pues como dijo este maestro “por lo general
nos enseñan que el arte sólo es para quien tiene talento o aptitudes y entonces el resto de personas no lo pueden hacer, es algo que llevamos acarreando desde el siglo XIX lamentablemente”.
Contrario a esa visión, Jiménez le apostó a cuestiones como la solidaridad y la empatía, ya que mediante estas, dijo, “es que todos los maestros se dieron cuenta que eran capaces de cantar, de coordinar, de generar nuevas amistades, además de que la convivencia genera muchas endorfinas y por tanto cultura de paz”.
Lo que se realiza dentro del taller, explicó, es recuperar la canción mexicana para que los maestros y promotores puedan enseñarla en las escuelas de nivel básico, de modo que este aprendizaje influya en la cohesión familiar, pues como dijo Enrique Jiménez “permite un diálogo entre generaciones muy importante, ya que los niños llegan a sus casas con canciones como ‘A la orilla de un palmar’ y los abuelos dicen ‘oye mijo, ¿qué estas cantando? y eso les ha permitido dialogar”.
De hecho, Jiménez expuso que la
“Metodología ¡ah que la canción!, música mexicana” es un proyecto en el que ha trabajado desde por lo menos hace diez años “que la Secretaría de Educación Pública y ConArte asumieron y lo ha trabajado en muchas escuelas públicas de todo el país”.
Jiménez expresó lo anterior en los minutos posteriores al evento de clausura, donde los gestores hicieron una breve demostración de lo aprendido en los cursos-talleres, presentación que fue antecedida por la intervención dancística del
Ensamble Folklórico Tata K’eri.