Ulises Fonseca
Sin
la típica solemnidad gris que suelen tener las distinciones, pero sí con una
diversidad de voces, historias y análisis que dieron cuenta de lo multifacético
que fue una persona, es que se desarrolló el homenaje “Punto de encuentro entre literatura y diversidad sexual: un homenaje a
Sergio Loo” en la Librería Educal Clavijero.
Para
hacer posible esta remembranza, hubo dos mesas de diálogo en las que
participaron Carlos Talancón, Emmanuelle
Brío, Raúl Martínez Rojas, Daniel Wence, Nektli Rojas y Erik Moya, quienes
compartieron anécdotas, análisis a la obra del poeta y opiniones sobre la
situación que vive actualmente la comunidad diversa sexual; por su parte, en Margarita
Vázquez Díaz recayó la función de moderar.
La
primera mesa fue abierta por el también poeta
Emmanuelle Brío, cuya exposición transitó entre el difícil contexto social que
México le presenta a las personas LGBT+, la filosofía de Hanna Arendt y las
cualidades de Sergio Loo, de quien dijo “leer sus versos es como andar en un
bosque, en el que es posible encontrar un plano donde se entremezclan sueño y
vigilia”.
Le
siguió el dramaturgo Carlos Talancón,
quien realizó un análisis exprés de la poesía escrita por Loo, en cuyas letras
dijo identificar una muy agradecible franqueza. En su intervención, también
saco a relucir el hecho de que Loo, pese a su insistencia y talento, no fue
favorecido por las becas de estímulo lanzadas desde la esfera gubernamental ni
desde la sacrosanta Fundación para las letras mexicanas, lo cual deja camino
abierto a la suspicacia. Sin embargo, Talancón dio a entender que. pese a la
falta de becas, Loo tiene lectores.
Luego
tocó turno al activista Raúl Martínez Rojas, quien más allá de
hacer una alusión directa a Loo, lanzó una serie de cuestionamientos y posturas
políticas. Entre estas, reivindicó la relevancia de que se diga sobre Loo que
era homosexual, para abonar a la visibilidad; también recordó la necesidad de
recuperar espacios “que nos han sido robados” y de continuar la lucha por los
derechos.
Sobre
esto último, externó: “como ya nos podemos casar suponemos que ahí termina,
pero se sigue marchando contra nosotros, se legisla para limitar derechos, por
ello se necesita que la sociedad requiera de organización; la violencia contra
la población LGBT es más fuerte pero más disfrazada”, externó, pese a que él
mismo ha sido cercano a instituciones que han avalado la violencia física y simbólica
hacia la comunidad LGBT+, como la iglesia católica y el Partido Acción Nacional.
En
la segunda mesa, abrió el joven poeta Erik Moya, quien no tuvo oportunidad de
entrar en contacto personal con Loo pero que sí reconoce en él a una figura
importante de las letras y la transdisciplina.
En
este punto, Moya recordó que Loo mantuvo vínculos cercanos con el cineasta Julián
Hernández. Por esto, mencionó que Sergio
"era un escritor que no se quedaba quieto, los libros de Sergio Loo tienen
un espíritu joven".
Continúo
la mujer de letras Nektli Rojas, quien hizo un minucioso análisis de la novela “Narvarte
pesadilla”, en la que resaltó las técnicas literarias que, entre otras cosas,
combinan los cambios de narración y la inversión de estereotipos sobre las
relaciones interpersonales.
En
la intervención final estuvo el poeta Daniel Wence, quien más allá de hacer análisis
a la obra o emitir posturas políticas, narró una serie de episodios con los que
dio cuenta de la calidad humana que tuvo Loo y la fraterna amistad cultivada entre
ambos.