Redacción
Cultivar la sensibilidad, fomentar la cooperación y reducir el egoísmo, son algunas de las
consecuencias que puede tener el uso del arte como herramienta educativa. Lo anterior es la conclusión que retomó
Ilse Gastelum, de la Universidad de Guadalajara, luego de aplicar un trabajo de evaluación al impacto generado por la Casa de Artes y Oficios de Santa María de Guido.
Dicho trabajo tuvo el propósito
conocer el impacto social y educativo en los niños que han participado en los talleres que ofrece la Casa de Artes y Oficios, es decir, tener claro el modo en que fue influenciada su vida diaria, las habilidades y aprendizajes que obtuvieron, así como las observaciones de parte de los padres de familia.
Luego de evaluar los puntos anteriores para llegar a una conclusión, Ilse Gastelum parafraseo (también como forma de confirmación) lo expresado por Elliot Eisner:
“el arte es una herramienta educativa que puede cultivar la sensibilidad del hombre, fomentar la cooperación, reducir el egoísmo y, por encima de todo, desarrollar una capacidad general de funcionamiento creativo”.
(Lo anterior puede consultarse en el libro de Eisner
https://books.google.com.mx/books/about/Educar_la_visi%C3%B3n_art%C3%ADstica.html?id=KZZqbOjWkSsC&redir_esc=y).
Descripción de los resultados
Ahora bien, pasaremos a desmenuzar la información obtenida en los diferentes campos analizados por Ilse Gastelum, de modo tal que,
en el área de impacto emocional, hasta un 82.86 % de los papás señala que sus hijos son más observadores y críticos; en
integración emocional,
el 88.57 % ha visto que sus hijos tienen mayor participación; dentro de un ámbito similar, correspondiente a las
habilidades sociales, hasta el 91.17% de los papás considera que sus hijos tienen mayor facilidad para hacer amigos.
Por lo que toca al incremento de la
autoestima y la confianza, aspecto que fue medido con el grado de aceptación que tienen los niños a las labores que ellos mismos realizan, la totalidad de los niños se sintió bien con su trabajo mientras que el 94.28 % de los papás notó que satisfacción en sus niños; con respecto a la
aplicabilidad en la vida diaria de lo aprendido en los talleres, el 90 por ciento de los infantes dijo que realiza actividades afines mientras que ningún papá respondió de modo negativo.
Además, en el ámbito de las competencias y actitudes, hasta
el 85.71 % de los niños dijo tener más creatividad, mientras que el 77,14 % de los padres percibió un cambio en el modo que sus hijos resuelven sus tareas; en lo concerniente a
impacto educativo, el 85.71 % de los menores expresó que lo aprendido en los talleres hizo que les gustaran más algunas materias escolares, por su parte, el 60.6 % de los papás notaron mayor interés de sus hijos por nuevas materias.
Por último, es posible exponer que luego del acercamiento a labores artísticas, el 80 % de los papás miró que sus hijos tienen nuevos gustos e intereses.
El método
Para lograr los datos anteriores, Ilse Gastelum recurrió a la
aplicación de 35 cuestionarios a niños y 35 cuestionarios a sus papás, para obtener indicadores en cuestiones como integración social, autoestima/confianza, bienestar emocional, dominio de la técnica, rendimiento escolar y apreciación artística.
Cabe
detallar que las edades predominantes de los niños fueron de los 3 a los 8 años, la participación por género fue de 54.55% mujeres y 45.45 varones, mientras que las encuestas fueron aplicadas a niños que participaron en los talleres de música, literatura, ballet, pintura, ilustración de cuentos, jazz, ajedrez, fotografía, coro y teatro.