Ulises Fonseca
En un panorama donde el gremio artístico-cultural ha perdido la confianza en las instituciones de gobierno,
la independencia se vislumbra como la opción idónea, por la libertad que ésta ofrece, aunque también implica muchos riesgos, sobretodo en cuanto a la falta de recurso se refiere.
Sin embargo, los impulsores de
Cafebrería el Traspatio, del multi-foro Giraluna y del centro formativo Foto Viva decidieron asumir esos riesgos para levantar proyectos sin ataduras burocráticas, con el interés de contribuir al desarrollo de la ciudad desde el ámbito cultural, además claro de perseguir un sueño.
Esos proyectos lograron solidificarse y, debido a la coincidencia de que los tres nacieron en el mes de octubre, sus impulsores resolvieron hacer un aniversario triple. Aprovechamos la ocasión para conversar con los directores de cada centro respecto a lo que ha significado levantar su proyecto y lo que esperan del futuro
Giraluna
Uno de los codirectores de este centro multidisciplinario es
Ernesto Silva, quien hizo un balance del modo en que ha evolucionado el espacio desde que surgió hace un año:
“Desde que comenzamos,
percibimos estar creciendo poco a poco en diferentes aspectos: con la participación de colectivos y al acercar propuestas frescas al público, que también poco a poco se ha sumado al proyecto.
Las
dificultades son las que probablemente cualquier espacio cultural independiente conoce y experimenta: la solvencia económica, es decir, que la gente acuda a Giraluna sin la necesidad de ser convocada por un evento de fin de semana, porque al final es el consumo de la gente lo que sostiene el espacio y lo que permite seguir nutriendo nuestra agenda cultural; por lo tanto,
otro reto es la formación de público que valore el encuentro en torno al arte y a las manifestaciones culturales, que aprecie esto a la par o por encima de la oferta en entretenimiento masivo, mismo que ya hay suficiente”.
¿Qué tiene el futuro para Giraluna?
Lo que se viene es seguir trabajando para que más gente conozca el espacio y se lo apropie, lo sientan como su casa. Generar más lazos y fortalecer los ya existentes con artistas, artesanos y colectivos. Finalmente seguir esforzándonos para que, más adelante, logremos ser un referente en la escena cultural moreliana.
¿Cómo ves el horizonte cultural de la ciudad?
El panorama
es fecundo, pero necesitamos del apoyo de todos, para hacer crecer la ciudad en diversos aspectos, no únicamente en el cultural.
Vemos muchas posibilidades y potencial para que este tipo de proyectos abonen a hacer de esta ciudad un lugar más digno para sus habitantes. En ese sentido, la escena cultural independiente no tendría que estar desentendida de otros proyectos y esfuerzos que apuntan a construir un bienestar más integral para Morelia y nuestro país.
Cafebrería Traspatio
El espacio dedicado a las letras y la edición independiente, ese es El Traspatio, una cafebrería que busca dar estanterías completas a las editoriales pequeñas y/o alternativas, esas que muy pocas veces tienen lugar en los centros comerciales del pobrecito ciudadano Slim. Su directora es
Mara Rahab Bautista y esto es lo que opina:
¿Cómo evaluarías este primer año de existencia?
“Creo que
fue un año positivo, fue de prueba en el que todo era nuevo, sorpresivo; para este segundo año ya podremos hacer comparativas y ver que tanto ha mejorado y que tanto no pues, para empezar se trata de un proyecto distinto y busca ser sustentable. Cada acierto lo he disfrutado mucho y de cada error he intentado aprender, algunos han dolido más que otros.
Siempre pongo al Traspatio como si fuera una familia que tiene sus momentos buenos y malos, donde hay integrantes de la familia que deciden irse”.
¿Qué tiene el futuro para Traspatio?
“El segundo año será el más difícil (…) tengo una proyección mucho más sólida de cuando empecé, creo que viene mucho trabajo y eso es algo que me agrada mucho, veo que habrá cosas y productos que podrán consolidarse para que la gente se acerque a otras lecturas”.
¿Cómo ves el horizonte cultural de la ciudad?
“Creo que hay mucha actividad cultural y eso es bueno debido a que le proporciona a los ciudadanos la opción de decidir, para ver a que ir, lo que sí creo es que faltan propuestas de mayor calidad, tanto desde lo que propone gobierno como de los independientes; pero sí considero que la diversidad es lo mejor”.
FotoViva
Una escuela de formación que centra su interés en la fotografía y el cine, pero que también ha dado espacio a talleres de otros ámbitos, como la formación de actores y hasta la creación literaria. Con tres años ya, fue levantado por
Sebastian Portillo, que también respondió a las preguntas:
¿Cómo evaluarías estos tres años de existencia?
“Ha sido muy bonito, empecé con unos talleres en el Museo del Estado, iba con mi mochilita y amablemente me prestaban el lugar, partir de ahí para tener ahora una cartera de alumnos que se sostiene y sigue creciendo pues implica que las cosas se hacen bien, hay muchas cosas que celebrar, por ejemplo el hecho de que hemos sido participantes de la fotografía y el cine en Morelia mediante nuestro aporte, eso es lo más importante.
Además, a partir de tantos maestros que hemos tenido, de tantos alumnos que han pasado por la escuela y han dejado tantas cosas y siguen siendo amigos, ha convertido a FotoViva en una comunidad que no es netamente comercial, sino en comunidad basada en el compartir”.
¿Qué tiene el futuro para FotoViva?
“Cambió el plan a futuro, yo quería que este año FotoViva se convirtiera en escuela, hacer que tuviéramos un diplomado y hasta licenciatura, pero la verdad es que ahora ya no me importa, estoy cada vez más seguro de que la profesionalización del arte es una forma de activar el capitalismo voraz que todo lo transforma en producto necesario, pero el arte debe ser autónomo, que te haga compartir con otros.
Entonces, ahora sé que nosotros somos un centro, eso significa que es un lugar donde convergen ideas, técnicas, estilos (…) sí estamos certificados, pero dar certificados no es el objetivo principal de FotoViva, su meta es darle a la gente herramientas para que sean libres, felices, comunicarse, relajar y sobrellevar el estrés”.
Por otra parte, Portillo señaló que el haber hecho un aniversario triple tiene un valor interno que va más allá de la fiesta, pues
el gesto de que tres centros se unieran implicó apertura y disposición para el acercamiento:
“Parte importante de habernos reunido es contribuir a quitar el estigma de que los espacios culturales independientes, que luchan por salir adelante, tener un público y tener una oferta, tienen una competencia muy dura (…) fue como decir ‘no pasa nada, yo quiero acercar a la gente cosas positivas, tú también y ella también, entonces vamos a juntarnos’, se percibe
entonces que no hay nada que perder, más bien hay mucho que ganar”.