Ulises Fonseca
Aunque México tiene atraso frente al resto del mundo en el ejercicio de la foto contemporánea, hay espacios que buscan ser nicho de formación y exhibición para ésta, de hecho, actualmente nuestra ciudad tiene una expo llamada
‘Objeto Anómalo’, la cual estará disponible en Giraluna (Héroe de Nacozari 190, centro), hasta la segunda semana de febrero.
La exposición
es producto de un seminario ofrecido en Fotoviva por el fotógrafo
Arturo Betancourt, quien refirió lo siguiente: “llevo algunos años dedicándome al estudio y al ejercicio de la foto contemporánea y tuve la oportunidad de venir por segundo año consecutivo a Morelia para hacer un curso, entonces la expo (‘Objeto Anómalo’) es el resultado de lo que aprendieron los estudiantes”.
Para montar la expo, hubo que elegir los trabajos más destacados, que en este caso fueron de
César Hernández, Benjamín Lázaro, Francisco Méndez Landa, Carlos Olvera y Alex Guerra.
El hecho de que exista una escuela y un lugar para exponer foto contemporánea en la ciudad no es poco, pues como refirió Betancourt,
“en México estamos en pañales, mucho de la foto actual que se hace en el país ya se hizo 30 años atrás en el mundo, hace falta tener una línea y propuesta.
“Hay líneas y propuestas en Estados Unidos, Alemania, Finlandia, en África y Asia, pero Latinoamérica no tiene fuerza, se ha dedicado a repetir e imitar otras escuelas en el mundo”.
Cabe decir que la foto contemporánea es, como dijo Betancourt “una especie de vanguardia que surge a partir de los años 60, hay diferentes escuelas alrededor del mundo, con rasgos característicos que rompen con la estética tradicional de la foto de registro, entonces, se trata de foto de propuesta, con un concepto detrás”.
Las obras montadas
César Hernández externó que, debido a su entusiasmo por experimentar, realizó un collage: “tomo las fotos, las convierto en negativo y hago una mezcla con los positivos (…) me gusta lo mágico que tiene, pues capturas la foto, la destruyes y reconstruyes”.
Asimismo, dijo “juego con la dualidad, todos estamos envueltos en ella; cada vez me he metido más en esta línea de trabajo, que me gustó mucho y en los siguientes trabajos meteré colores para generar juegos de foto”.
Por su parte,
Benjamín Lázaro afirmó que en los muros de Giraluna hay piezas que seleccionó desde dos series: “la primera fue hecha el año pasado, habla de espacios vacíos y soledad, por ello las fotos no presentan personas; en la segunda hay un discurso sobre los olvidados, son personas que tenemos cerca pero que no nos permitimos conocer, por eso en las imágenes aparecen personas pero sólo se ve su silueta”.
En su turno,
Francisco Méndez Landa explicó que para esta expo eligió piezas suyas de tres series distintas: “en la primera, tomé capturas de errores que tiene google al acoplar imágenes, lo que hice fue navegar por Las Vegas y ahí encontré esas imágenes que, desde mi punto de vista, son paisajes erróneos; la segunda son retratos que copié en una versión libre, pero sin software, son recortes de papel hechos a mano; en la tercera, hay una foto que tomé el 19 de septiembre a la 13:40 de la tarde, el día del temblor, me di a la tarea de buscar en internet otras fotos que hayan sido captadas a esa hora”.
En lo respectivo a
Carlos Olvera y Alex Guerra, éste último refirió que presentan una instalación que desarrollaron para aludir a la mecánica física que posibilitó la existencia de la fotografía, es decir, el movimiento.
De esta forma, hay una especie de carrete cuya rueda presenta por uno de sus lados a un novio mientras que el otro tiene a la novia y como bien tuvo a explicar Carlos Olvera, esto “lo metimos para darles vuelta y sentir el caos de ese ideal que es la boda, una situación que quizá nos pone a reflexionar o imaginar”.
El anterior artefacto está acompañado por la intervención de una imagen: se trata de una foto que muestra a una novia feliz y perfecta, rodeada por manchas de diferentes colores, principalmente el rojo.