Ulises Fonseca
Cenobio Moreno es un lugar que bien podría ser escenario de alguna historia escrita por Gabriel García Márquez o Julio Cortázar, símil que no resultó para nada exagerado este fin de semana (del 29 de septiembre al 1 de octubre) en que los pobladores participaron dentro del
“Festival Mukira”, un evento que conjugó el
teatro, el clown y las artes visuales.
¿Quién organizó este evento? para nada fue esa institución rectora de la cultura estatal, debilitada por los recortes de presupuesto y la ineficacia, fueron dos organizaciones de la sociedad civil: una local llamada
Corazón joven y otra de carácter nacional llamada
Mukira.
Hablamos con la representante de esta última, Evelyn Careta, quien es coordinadora de la región centro y sur de Mukira; ella expuso que dentro de la asociación “tenemos una red de jóvenes que trabajan para la cultura de la legalidad y ‘Corazón joven’ es parte de esa red, entonces decidimos organizar junto a ellos el festival”.
De hecho, refirió,
el objetivo es precisamente “buscar alianzas con jóvenes de Michoacán para generar cohesión social, hablar sobre cuestiones de paz, comunidad, respeto y todo en un marco del concepto de cultura de la legalidad, indagar como podemos convivir mejor y ser agentes de cambio en un lugar donde los contextos de violencia son complicados, como es esta zona de Tierra Caliente”.
Con lo anterior, gestora cultural agregó que el
Festival Mukira incluyó talleres de arte circense “pues consideramos que a través de éste puede fomentarse la disciplina, el respeto, la perseverancia, entonces ‘Dio Circus’, una de las organizaciones aliadas de Mukira, diseñó talleres para trabajar con la comunidad viernes, sábado y domingo; también hubo
talleres de canto, teatro y tejido, vino un colectivo de Chihuahua llamado
‘Nortejiendo’ a dar un taller de tejido y platicar sobre cuestiones de cohesión, comunidad e identidad”.
Asimismo, en el festival participó el
Proyecto Girasoles Arte Escénico, cuyos integrantes (Susie Quiu, Camila Merino, Andrea Acosta y Édgar Espinosa) montaron
“Karaoke para el fin del mundo” una obra que, como señaló Careta “vino a este festival pero vamos a hacer dos presentaciones adicionales en otras comunidades de Michoacán”.
La recepción
“Vinieron cuatro grandes hombres para decir ‘queremos tejer’”, fue lo que expresó la facilitadora del taller de tejido en el acto de cierre y, si bien esto podría pasar como una anécdota curiosa dentro de una actividad que tradicionalmente realizan las mujeres, también podría tomarse como un
pequeño paso hacia la transformación de los roles de género tradicionales.
Lo interesante de este y otros casos fue
la dinámica de participación-integración de la propia ciudadanía, como ocurrió también en el cierre de “Karaoke para el fin del mundo”, cuando la actriz Susie Quiu bajó del escenario a repartir condones y hubo quienes le pedían preservativos para evitar los Alexs (en referencia a uno de los personajes de la obra”.
En ese tenor, la actividad que tuvo mayor auge fue
la presentación final, un show de arte circense en el que los niños tuvieron un papel fundamental, ya que subieron al escenario para ser parte de una obra que, de un modo por demás lúdico, hizo una reafirmación de los derechos humanos de los niños.
Cultura y género
En este punto, cabe anotar que
Mukira es una organización de la sociedad civil cuyo objetivo es, de acuerdo a lo expuesto por Careta
“mejorar la calidad de vida de niñas, niños y jóvenes a través de elementos creativos, del arte y la innovación, hemos trabajado en Michoacán desde diciembre de 2015 con un proyecto de cultura de la legalidad”.
Es posible contactar a la organización a través de redes sociales, en la página web
https://mukira.org/, en Facebook/ Mukira (
https://www.facebook.com/mukiramexico/).