Ulises Fonseca
Emprendimiento cultural es un concepto teórico muy nuevo, que sin embargo ya tiene ejemplos tangibles, como lo es el caso de
Graham Dance Center (GDC), un
espacio independiente dedicado a la promoción de la danza que no se encuentra ni en la capital del país ni en la de Michoacán, sino en Ciudad Hidalgo, donde ya cumplió tres años de operación.
Es un ejemplo también de la llamada “descentralización”, ese término tan socorrido por instituciones de gobierno que pretenden dar una imagen positiva al “llevar cultura” hacia los municipios –con el tufo de neo-colonización que eso implica-, una lógica que se invierte en el caso del GDS, ya que su creador es originario y residente de Ciudad Hidalgo, Diego Marín.
Con este joven hablamos para hacer una entrevista a propósito del aniversario del GDC, un lugar independiente que en estos días ha llegado a sus tres años de existencia:
¿Cómo ha impactado el Graham Dance Center entre las personas?
“Creo que la gente ha reaccionado bastante bien, en principio porque muchas personas se han acercado a preguntar lo que es la danza contemporánea, el ballet, han tomado clases de prueba y se animan a seguir, es un público diferente al que ya tiene rato bailando y que buscaba espacio para entrenar todos los días; además, viene gente de otros municipios, como Áporo, Irimbo, Tuxpan y hasta de Zitácuaro”.
Esto implica, dijo “que
sí era necesario ampliar la oferta cultural en la región e incluso muchas personas de otros lugares nos refieren que quieren un espacio en sus municipios, ahora una de nuestras metas es ampliarnos para atender públicos de otros lugares; en cuanto a los espectadores también ha habido una buena respuesta, por ejemplo en la temporada fija del Ballet Contemporáneo de Ciudad Hidalgo, hubo gente que tenía su primer acercamiento y salían con ganas de ver más, eso demuestra que
en todos lados resulta necesario promover la cultura más allá de las ciudades más grandes”.
¿Cuáles han sido las dificultades enfrentadas por el GDC?
“Una de las que vi al principio fue que el ayuntamiento quisiera colaborar con nosotros para promover la danza en la ciudad, pues en un principio creímos que mediante eso podríamos tener un alcance mayor”.
Sin embargo, no fue así y como ejemplo Marín relata lo siguiente: “desde los primeros tres meses que abrimos empezamos a planear la celebración del día internacional de la danza en Ciudad Hidalgo, que no se había hecho anteriormente, el ayuntamiento nos prestó un espacio público pero no nos dio difusión, no nos quiso prestar sonido, ni iluminación, todos los gastos corrieron a partir de nosotros; la segunda vez que quisimos hacer la conmemoración no nos prestaron el espacio ni nos dieron otras alternativas, a raíz de eso quisimos crear una sala de espectáculos dentro del Graham”.
“No sé, si en cierta medida al principio había celo de que la iniciativa privada hiciera cosas antes que la Casa de cultura, considero que esas fueron dificultades ya que nosotros nos pensamos como un centro que quiere compartir con la ciudadanía en general, con cualquier público, no sólo con quienes están cerca de la danza”.
¿Qué te motivó a abrir el Graham Dance Center?
Para responder a esto, Diego Marín relató que se trata de un proyecto que inició, un tanto por el interés de levantar un emprendimiento cultural y otro tanto como una forma de respuesta a los programas institucionales, generalmente entorpecidos por su timorata administración:
“Daba clases en la
escuela de iniciación artística asociada al INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes)
que estaba en Ciudad Hidalgo, pero no estaba del todo contento sobre todo por cuestiones administrativas que tenía el ayuntamiento, había un desánimo,
la escuela no funcionaba al cien y era triste debido a que era el único espacio donde te podías formar en danza contemporánea en Ciudad Hidalgo, entonces decidí abrir un lugar alternativo, pues no había ninguno para la danza jazz y contemporánea”. En ese entonces, dijo, el Graham no fue concebido como un centro: “iniciamos para dar clases, sobre todo a adolescentes, pero con el tiempo fue creciendo el estudio".
A fin de cuentas, dijo “
lo que me motivó fue la necesidad de que hubiera un espacio para promover la danza como arte en Ciudad Hidalgo y en muchos otros municipios de alrededor, donde no había estudios dancísticos, que ahora ya han empezado a surgir pero en principio no había nada”.
¿Cómo evaluarías este tiempo de trabajo?
“Estamos satisfechos pues hemos superado los objetivos planteados desde nuestra misión cuando concebimos el centro: en estos tres años hemos promovido la danza más allá de la región oriente de Michoacán, hemos tenido proyectos con la Secretaría de cultura federal, con los institutos de la juventud; tenemos dos compañías de danza que trabajan en nuestro centro; también hemos hecho intervenciones urbanas, talleres gratuitos, funciones públicas y
fuimos nombrados miembros del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), somos la única institución en Michoacán con ese nombramiento, pero eso también nos demanda tener más calidad en lo que ofrecemos”.
¿Qué planes hay para el futuro?
“A mediano plazo
abriremos una sede en Zitácuaro o Tuxpan, que es de donde tenemos gente que viene hasta acá para seguirse formando, queremos mejorar algunas cosas de las instalaciones aquí en el centro de Ciudad Hidalgo; también concretar más proyectos de cooperación internacional, hacer residencias artísticas y proyectos comunitarios para llevar la danza a otros municipios”.
