Morelia, Mich., a 17 de marzo de 2016. El proyecto transdisciplinar Nudo Vortex, que combina la poesía, la música y el performance, fue el que abrió las actividades del encuentro Posible Poesía, la noche de éste miércoles en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS).
Nudo Vortex es un trabajo de Rocío Cerón, surgido como un libro y llevado posteriormente a la escena, para lo cual tuvo la colaboración de varios creadores. Cómo lo define la misma Cerón, se trata de “un poema que se despliega en el espacio escénico performático siempre de distintas maneras”.
Además con respecto a los temas, Cerón refirió que Nudo Vortex habla en torno a “abrir y cerrar los ojos, de colocarte en el mundo, de lo que escuchamos, de como la literatura te permite la entrada y salida al mundo de los mil espejos; es un libro lleno de imágenes y profundamente sonoro, que se ve en escena”.
Con base en esa propuesta, es que Cerón creó un viaje oral y visual, donde “nunca sucede lo mismo en el escenario, creo que esa es una de las cosas más ricas de Nudo Vortex, siempre se deriva algo del mismo poema y la misma pieza aunque somos los mismos, pero nunca es igual, es decir, sí hay un conocimiento del texto pero también se abre a otros pliegues sonoros.
Nudo Vortex, tiene su origen como un libro, que de acuerdo a Cerón, desde su concepción “entendí que estaba listo para desplegarse en un campo expandido que fuese escénico, sonoro”.
Por tanto, Cerón relató que se dio a la tarea de convocar a creadores como Daniel Lara, quien hace música electroacústica y con cuencos tibetanos; Mario del Río, guitarrista e intérprete en grupos de metal; Abraham Chavelas, quien hace texturas y paisaje sonoro; así como al artista visual Rubén Gil.
De acuerdo a Cerón, Nudo Vortex ha implicado para ella una ruptura de formas, “en cuanto a temas es un libro muy gozoso, hay mucha piel, muchos cuerpos y objetos, el gozo por lo que ves, lo que miras, es un libro que celebra la vida, la riqueza, los matices”.
Multi disciplinas
Por otra parte, la mañana de éste jueves Rocío Cerón, junto a Mario del Río y Abraham Chavelas, ofrecieron el Laboratorio de Creación Transdisciplinar, en el CMMAS, una clínica intensiva cuyo propósito fue generar procesos de creación a través de las relaciones energéticas entre individuos y lenguajes artísticos.
Al respecto, Cerón señaló que la idea del laboratorio fue que los participantes accedieran a formas de pensamiento “de una manera más asociativa, nada está fuera del otro, todo de alguna manera está relacionado… por otro lado, nos interesa que se entienda las posibilidades de la interdisciplina como un proceso más de pensamiento y no solo de hacer piezas así porque está de moda, ya que la transdisciplina responde a la necesidad específica de la pieza que estés realizando”.
“Además, cuando hablamos de plataformas digitales hay que entender que están al servicio de la obra, de la idea, no al revés”, mencionó la creadora.
La pedagogía y la poética
Éste mismo jueves Josué Ramírez, Pedro Serrano y Fernando Fernández ofrecieron la charla “Persistencia de la enseñanza y difusión de la poesía”. En dicho espacio, Fernández compartió el conocimiento y experiencias que le ha proporcionado el ser profesor dentro de la Escuela Mexicana de Escritores.
“Le hemos enseñado a los alumnos, que hemos tenido desde muy jóvenes hasta sexagenarios, los principios básicos de la poesía, pues creo que ante tanta información, tanto cambio y tantas carencias pedagógicas literarias, el género poético es el que se llega con más entusiasmo pero también es del que más se ignora”.
Fernández mencionó que una causa posible de lo anterior es que a partir de las vanguardias “se abanderó de tal manera la libertad, las enormes posibilidades del género poético, que se rompió con el pasado, la tradición, mientras que los jóvenes que se acercan a la poesía no tienen claramente establecido lo necesario que es conocer el oficio desde cero, en términos históricos y creo que eso se nota mucho en los escritores jóvenes que incluso ganan premios, que son becarios, que tienen libros publicados, pero que no conocen el oficio, y eso se nota”.
“Supongo –agregó Fernández- que en los primeros años se nota menos porque la poesía se confunde mucho con juventud, innovación, con revolución, pero conforme pasan los años esos jóvenes poetas muestran sus enormes carencias, sus enormes lagunas, es decir, tal vez en su primer libro la calidad es suplida por la imaginación y las ideas, pero conforme pasa el tiempo si el poeta no tiene nociones de métrica y no conoce las herramientas básicas de la retórica y la poética, pues es hombre al agua”.
Por tanto, Fernández dice haber emprendido una labor encaminada a tratar de ir a la raíz del oficio, “a las palabras, las sílabas, las letras mismas, para que se conozca el lenguaje y se sepa cómo ha funcionado a lo largo muchos siglos de historia y trabajo con el oficio”.
Lo anterior es necesario pese a la arrogancia y a la impresión dejada por el romanticismo en la cultura, donde “se tiene la impresión de que el poeta es un ser liberado, que no necesita de nada y romper con el pasado, pero entonces al final no quedaría nada, porque con la literatura estás trabajando solo con tradición, simplemente el lenguaje, no hay nada más tradicional que el lenguaje”, dijo.