Ulises Fonseca
Foto de portada: Fernando Nila
La pasión por contar historias y compartirlas con la gente fue la que llevó a
Larissa Torres Millarez a convertirse en dramaturga, profesión desde la cual ya ha cristalizado varios proyectos, entre los que está
“No es temporada de flores”, que será montada y estrenada en Morelia este mes próximo.
La obra en referencia, es consecuente con las preocupaciones actuales de Torres Millarez, quien dijo que
“más allá de hacer grandes espectáculos o contar grandes historias me parece más vital hablar de cosas íntimas desde lo social, lo que a todos nos pasa y nos puede conectar”.
De hecho, para Torres Millarez el contacto con el otro es un acto que define a la dramaturgia misma:
“escribo para la escena y no solo para que me publiquen y me den premios, eso no me interesa, la dramaturgia como tal es un arte que necesita la escena”.
Ahora, frente al contexto de violencia que desgrana el país, Torres Millarez ha contribuido desde su trinchera con esta obra, pues como ella relata
“yo no quería regresar a México, por miedo a todo lo que estaba pasando, pero me da más miedo no hacer nada, desde ahí empecé a trabajar ‘No es temporada de flores’”.
Torres Millarez estaba fuera del país para estudiar, puesto que en México “no había una maestría de dramaturgia como tal, entonces tomé la decisión de irme a Buenos Aires Argentina”, mencionó.
Compartir historias
Sobre el modo en que se enamoró de la escritura para la escena, Torres Millarez refirió que “desde pequeña me llamaron la atención las historias, decía ‘me gusta leer pero quiero que eso que leo y escribo lo haga alguien’ yo no conocía el teatro pero entré en contacto con él a través de la ópera, a partir de ahí se metió la idea de querer ser dramaturga”.
Fue por ello que entró a estudiar en la Facultad Popular de Bellas Artes (FPBA) de la Universidad Michoacana, cuyo programa le ofreció a Torres Millarez algo diferente a lo que ella buscaba al inicio: “cuando entré en la facultad, era licenciatura en teatro pero están enfocados hacia la actuación, aunque no tuve problemas con eso, me encantó y de hecho me ayudó mucho a mi labor como dramaturga, escribir desde el propio cuerpo”.
Luego de esa etapa universitaria, la primer obra de Larissa Torres Millarez fue en el estado de Guerrero, donde se realizó un proyecto comunitario basado en la obra de
Michel Ende “Momo”, experiencia que, como dijo la propia dramaturga “me marcó mucho por el contacto con la comunidad, a partir de ahí empecé a escribir en las personas a las que quiero llegar, que son cercanas porque compartimos ideas, situaciones y contextos”.
“Cuando me fui a Argentina –añadió- entendí que esta comunidad de la que hablo no sólo refiere a la gente de Michoacán, de Guerrero o Uruapan, se refiere a lo humano, pues en aquel país descubrí conexiones con las personas con las que aparentemente no tenía relación”.
En el haber de Torres Millarez también está
“El gato de mona”, obra de teatro político que la dramaturga hizo en Argentina dentro de su maestría. “Los temas nos lo dio la profesora Susana Torres Molina, era sobre la política argentina y al principio pensé ‘no tengo nada que ver con ellos’ pero resulta que sí,
en ese momento acababa de pasar la desaparición de los 43 (en referencia a los normalistas de Ayotzinapa) y entonces tomé como impulso lo que sucedió en la dictadura argentina para ponerla como contrapunto con lo que sucede en México” señaló.
Ahora
su trabajo está centrado en la obra “No es temporada de flores”, proyecto que también toma como referente la violencia que sucede en nuestro país.
En suma, Torres Millarez mencionó que
“más allá de ponernos a dialogar sobre ideas abstractas y sufrir por la sociedad, creo que es importante trabajarlo, el teatro te abre una posibilidad de pensar de otra manera”.
Foto de interior: Josh Boot desde Unsplash