Redacción
Difundir la cultura polinesia en Michoacán, es el motivo con que se mueve la
compañía de danza y percusiones Temana, que desde el 2008 ha ofrecido formación en esa cultura tanto para hombres como para mujeres.
La directora artística es Nuria Temana, quien expuso que
la misión de la compañía es,
además de difundir el folklore “abrir espacios para que los jóvenes y la gente encuentre un espacio de libertad, de expresión y convivencia, es lo que podemos hacer a través del arte para mejorar la situación”.
Para ello, dijo, la compañía se estructura en torno a diferentes programas de acción: “esta la escuela de danza y percusiones, hay servicios especializados para maestros y escuelas dedicadas al folklore, cursos, seminarios e incluso diplomados, también venta de productos polinesios”.
A lo anterior se añade la organización del
Festival de la Cultura Polinesia, un encuentro que implica, de acuerdo a Nuria Temana “la visita de gente de todos los lugares del país a Morelia para aprender danza, música, vestuario y muchas otras cosas que implica el folklore; es un evento bianual que tiene el apoyo de empresas del extranjero, hemos traído artistas desde Tahití que nunca habían venido a México”. El más reciente fue realizado entre el 26 y el 29 de octubre de 2017, en el Museo de Arte Contemporáneo “Alfredo Zalce” (MACAZ).
Resistencias de género
Aunque la danza y la música polinesia son para ambos sexos, en el estado pesa el estereotipo de que se trata de una opción dirigido a las mujeres, algo que notó Nuria Temana desde el inicio: “en Michoacán ha sido particularmente difícil, cuando viví en Puebla, la CDMX y Guadalajara daba clases a grupos donde había de 10 a 20 o incluso 30 hombres, pero
aquí ha sido picar piedra porque hay muchos tabúes en torno a la danza para hombres”.
Sin embargo, la presencia de un hombre tahitiano en Morelia, que llegó junto con Temana y que comenzó a dar presentaciones públicas, contribuyó a diluir ese tabú: “al verlo a él, que es un hombre de 1,80 muy fuerte y con energía, fue que los chicos se empezaron a acercar y ahora tenemos un grupo de seis hombres, antes sólo habíamos tenido uno o dos pero nunca como ahora”.
Aunado a lo anterior, Nuria Tamana mencionó que Michoacán tiene atraso no sólo en el tema de género sino también en cuanto al consumo cultural: “luchamos con la problemática de la desvalorización al trabajo de los artistas, podríamos tener muchas funciones pero no nos pagan y entonces no nos presentamos mucho, aceptamos por ejemplo presentarnos en Giraluna porque apoyamos proyectos que creemos tienen que crecer, es decir, de generar sinergias”.
Se trata, dijo, de una situación empeorada por las políticas públicas de los estados: “hasta donde sabía,
Michoacán junto con Guerrero, Oaxaca y Chiapas tienen esto de cultura gratis, algo que se hace a costa de los artistas y la verdad es que la gente está muy mal acostumbrada a no pagar, desde luego valoran las funciones pero al momento de hacer una aportación económica ya hay un choque; digo, no es que sea una gloria estar en Puebla o la CDMX pero sí hay una diferencia”.
Mejorar el nivel
Destino, casualidad o inercia –según el punto de vista desde el que se mire- pero la cuestión es que
el origen de esta compañía no se debe a la danza, sino a la biología, profesión que estudió Temana.
Al respecto, ella misma relató lo siguiente: “cuando llegué a Michoacán para hacer mis prácticas profesionales y servicio, vi que el nivel de danza y música polinesia era un poco bajo en comparación con ciudades como Guadalajara o la CDMX, entonces decidí que abriría un grupo de estudio para la gente que quisiera aprender folklore polinesio; poco a poco fue creciendo el grupo”.
Ese crecimiento permitió, dijo, que fuera posible traer a Morelia artistas del extranjero, así como hacer eventos, dar presentaciones y abrir seminarios en diferentes municipios, “porque hay escuelas por varios lados del estado; entonces el proyecto comenzó a crecer” mencionó.
Vocación temprana
Lo que actualmente existe tiene su origen desde la infancia, pues como relató Nuria Temana “empecé desde que tenía cinco años: por azares del destino se abrió una escuela justo al lado de mi casa y mi mamá me llevó a clases, me encantó y seguí en eso hasta profesionalizarme, de hecho a los 17 años ya estaba dando clases, preparando solistas, coreografías, se empezó a volver mi profesión”.
Nuria Temana también tiene formación como bióloga, pero nunca ha dejado la danza y la música, dos cosas que dice “han sido parte de mi vida desde que era muy pequeña”.
De hecho, la directora mencionó que en el 2011 decidió hacer más sólida su formación “
en 2011 decidí cambiar el rumbo de mi vida y me fui a Guadalajara para estudiar artes escénicas para la expresión dancística en la UdeG (Universidad de Guadalajara), luego fui a Tahití, formé la
Red Michoacana de Danzas Polinesias y formamos el grupo estatal de danza polinesia”.
Lo anterior implica un fuerte crecimiento para la danza polinesia en Michoacán, por el hecho de que esta red propició la generación de vínculos entre diferentes grupos y éstos comenzaron a hacer gestión a fin de obtener espacios para su trabajo.
“Un día me senté y pensé que era necesario hacer un proyecto más estable, vi cuales chicos del grupo tenían interés por seguir en una línea cultural, de gestión y de acción a través del arte y resultó que había mucho interés, entonces
hoy Temana es una compañía hecha y derecha”, externó Nuria Temana.