Ulises
Fonseca
Portada:
cortesía editorial
Imagen
de interior:
Temas
complejos como la migración, el despertar de la sexualidad, la violencia y la
amistad, son parte integrante de la novela juvenil Gorilas en el techo,
obra de la guatemalteca Karen Karake lanzada recientemente por la editorial Textofilia.
Se
trata de un libro que, pese a la complejidad de contextos como la guerra en Medio
oriente, busca dar a los lectores la oportunidad de encontrarse con una
historia fresca, pues como refirió la propia autora “desde niña leía muchos
libros de adolescentes, también desde entonces tengo un grupo de amigas muy
lectoras con las que intercambiaba libros; fue muy lindo pasar de niña a
adolescente leyendo sobre los cambios que me acontecían; entonces siempre tuve
la inquietud de escribir para ellos porque a mí me sirvió muchísimo en todos
los cambios que tuve; de hecho una escritora que me fascinó es Judy Blume, que
contaba justo las cosas que le ocurren a una niña a esa edad, ella fue una gran
influencia literaria”.
Cabe
decir que Gorilas en el techo – conseguible desde la app de Libros Patagonia
o con la App de Kindle- pertenece al subgénero de la autoficción, dado que la
propia Karen Karake sublimó sus experiencias como persona migrante: “en el
primer capítulo se entra en contacto con una familia, que en los ochentas
decide irse a vivir a Israel para dejar atrás la violencia en Guatemala, lo que
implica llegar a un país en otro continente, con otro idioma y cultura, todo un
cambio que coincide con las transformaciones físicas del personaje central”,
que dicho sea de paso, es una adolescente.
No por
nada, la autora externó que por ello “era importante escribir sobre la
migración porque es muy difícil cambiar de país, es muy difícil volverte a
adaptar a otra gente cuando estas acostumbrada a la tuya; no quería caer en
el panfleto sino simplemente demostrar lo que pasa con una persona al cambiarse
de nación, de gente, de idioma; muchas veces uno puede decir ‘me cambio de país
y ya estuvo’ pero hay muchos detrás: desapegarse de las cosas que uno conoce y
además volver a pertenecer a un lugar, que vuelvas a hacer amigos y que el
lugar al que llegas sea familiar y lo llames hogar.
Desde
luego no se puede soslayar que un adolescente experimenta cosas como el
despertar sexual, si bien hay grupos de derecha que consideran poco adecuado
tocar temas como la sexualidad con ellos; en este contexto surge la pregunta para
la escritora ¿qué decirles para recordarles la importancia y necesidad de
hacerlo?
“El
tema de la sexualidad -señala- es muy importante tocarlo con los niños, la información
debe estar dosificada dependiendo de su edad, pero sí tienen que estar
informados, en especial hoy día en que tenemos bombardeo de imágenes con las
redes sociales, algo que en los ochentas no existía (…) en el colegio en Israel
sí me hablaron del tema de la sexualidad y a uno se le abren mundos”.
Por
otra parte, ante la cuestión de si hay una minusvaloración de la inteligencia
de adolescentes y niños, Karen Karake manifestó que hoy en día “no son
subestimados, creo que al contrario muchos de los problemas, ya sea políticos o
de violencia, son platicados en familia, porque es muy difícil no hacerlo debido
al tema de las redes sociales; antes, en los ochentas no dedicábamos tanto
tiempo a la televisión y a los niños sí nos mantenían al margen, aunque es
imposible evitar escuchar de lo que hablan los adultos; creo que hoy día hay
más apertura”.
Por
otra parte, se le cuestionó si continuará escribiendo para el público juvenil, ya
fuera mediante otra novela o colección de cuentos, ante lo cual expresó “me
encantaría seguir escribiendo temas de adolescentes, siempre me ha gustado y
creo que sí es importante llegar a un público juvenil; también considero que no
hay tanto material sobre temas diferentes a la fantasía o el terror, de hecho,
tengo un libro a la mitad que también es de tema juvenil. Escribir para adolescentes
como si fuera una adolescente es importante, dado que constituye una manera de
llegar a los chavos hablando su mismo idioma”.
Por
último, la pregunta peliaguda: ¿por qué creer en los libros y la literatura?,
a la cual responde sin complicaciones académicas: “creo en la literatura
porque nos hace pensar, nos hace personas mucho más imaginativas, nos ayuda a
reparar, es terapéutica, es divertida, entretenida. Creo mucho en la
literatura porque abre mundos leas lo que leas, es una manera divertida de ver
el mundo, de aprender de él y meternos a otros mundos; es como si vieras a
través de la ventanita de una casa, una ciudad o un pueblito y pudieras saber
lo que pasa ahí. Cada historia nos enriquece mucho como personas.
Sobre
la autora
Karen
Karake llegó a México cuando tenía 19 años y en este país estudió Diseño
Gráfico, para luego trabajar de free lance y dar clases de arte en un colegio
durante varios años, un espacio donde tuvo la gozosa oportunidad de contar cuentos
e historias inventadas a sus alumnos. A raíz de esa gratificante experiencia, estudió
la Mestrría de Literatura y Creación Literaria en Casa Lamm, donde obtuvo
conocimientos que ha fructificado en Gorilas en el techo, su primera
novela.