Redacción
“Aventuras sonoras”, recital de flauta y multimedia interpretado por el flautista venezolano
Luis Julio Toro, artista invitado por el Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez (FMM), es una propuesta que combina diferentes lenguajes artísticos, la cual se presentó en el
campus de la UNAM en Morelia.
Fue un concierto muy colorido tanto por su
riqueza musical como por los vistosos paisajes que pudieron verse en video, dos lenguajes de los que se sirvió Luis Julio Toro para interpretar piezas como las siguientes:
Sonata en La Menor, de Carl Philipp Bach;
Sonata Apassionatta, de Sigfrid Karg-Elert;
San José, de Ulises Acosta;
Temazcal, de Javier Álvarez;
Tonanzintla, compuesta por el propio Luis Julio Toro junto a Ricardo Gallardo;
Souflé en flauta, de Alonso Toro, así como
Aria de la Suite no. 3, de Johann Sebastian Bach, por mencionar algunas. Como puerta de entrada, el programa fue abierto por una canción tradicional de dominio público llamada El Amolador.
El propio Luis Julio Toro explicó que en el concierto utilizó dos tipos de audiovisuales:
“unos son de paisajes y los refuerzo con música del lugar, es algo de cierta manera evocativa; hay otro tipo de videos que puse para tocar al mismo tiempo, como si el video fuera otro músico con el que estoy interactuando, como si fuera un dúo”.
Este programa reflejó muy bien el perfil de Luis Julio Toro quien se ha formado en lo clásico y es amante del bagaje cultural de Latinoamérica. De igual forma, el flautista mencionó que el concepto para el concierto, se desprende de un programa de televisión llamado, precisamente, “Aventuras Sonoras”.
Durante el concierto, Luis Julio Toro externó que el programa de televisión aludido tenía el objetivo de mostrar una serie de viajes a distintas regiones y países, para entrar en contacto con la música y descubrirla a través de diferentes personajes y situaciones.
Como ejemplo de lo anterior, el flautista relató la ocasión en que se perdió en la selva amazónica, experiencia que lejos de hundirlo en el pánico, lo inspiró a sentarse, escuchar la naturaleza e improvisar algo que más tarde tomaría la forma de una pieza llamada Pájaro caura, misma que estuvo dentro del concierto.
De hecho, cada una de las piezas interpretadas estuvo antecedida por un relato, ya fuera para explicar el origen de las obras o sus características.
Para concluir, el flautista dejo entrever que el hacer música y compartirla constituye una dicha, ya que refleja la belleza y el espíritu que aún pervive en nuestros países, en el arte y celebraciones como el Festival, donde queda de manifiesto que #TodosSomosMusica.