Ulises
FonMadri
Foto:
Bruno Cervera y Nely Carrillo
El
Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe es el nombre oficial de la Catedral
Inconclusa. Aunque esta manera de llamarla todavía tiene sentido porque es un
edificio que sigue en construcción, según nos lo dijo el historiador Hiram Padilla Rizo.
De
acuerdo con este joven especialista, la construcción del edificio inició el 2
de febrero de 1898 por el segundo obispo de Zamora, José María Cázares. El diseño, se piensa, fue creado por un
arquitecto llamado Jesús Hernández Segura.
“Fue
una obra impresionante para una ciudad que en ese momento tenía 15 mil
habitantes y en la que además se estaban haciendo otros templos, como el de San
José y el del Sagrado Corazón”, mencionó el historiador, quien, por cierto, es
originario de Zamora.
Pero
es que, además, la obra fue planeada para que sí tuviera el estatus de
catedral. Pero eso no ocurrió porque el proyecto
se topó con la Revolución Mexicana. Padilla Rizo expuso que la detención
ocurrió en 1914 “porque ese año llegó el general Joaquín Amaro, el cual tomó la
ciudad y por eso se suspendió la construcción, de la que estaban solamente
los primeros 20 metros sobre el nivel del suelo”.
A
partir de entonces, mencionó, el espacio del Santuario fue utilizado con
diferentes fines, “para canchas de béisbol o de básquetbol, como escuela
secundaria, pensión para camiones de la basura”. Pero de todas estas, lo más
escabroso fue que se empleó como espacio de ejecuciones cuando ocurrió la
guerra cristera.
De
hecho, especificó que el paredón de fusilamiento se encuentra en el interior
del Santuario, del lado norte del altar, en donde ultimaban a los cristeros.
Pero eso sí, Padilla Rizo comentó que si bien no se sabe qué personajes
terminaron sus días ahí, todavía en la actualidad se pueden ver las marcas de
balazos, “incluso hay una estatua de San Judas Tadeo como protector del lugar”.
Y
no fue sino hasta 1988 en que la iglesia
católica reinició la construcción del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de
Guadalupe. No se pudo antes, porque el lugar ya no estaba en manos de los
religiosos.
El
historiador explicó mejor esto: “por mucho tiempo, la iglesia lo quiso
recuperar, pero fue difícil” y no se tienen razones claras de por qué, pues
señaló que falta documentación de ese proceso, además de que luego de la
Revolución se perdió todo lo relacionado con el Santuario, incluyendo los
planos originales.
Aunque
el jerarca que lo logró fue Esaúl Robles Jiménez, octavo obispo de Zamora,
quien recuperó el templo con el visto bueno del entonces secretario de
gobernación Manuel Bartlett.
El
propósito del obispo era que se continuara la construcción del Santuario, cosa
en absoluto sencilla pues requirió la búsqueda de múltiples apoyos, “tanto para
el diseño como para el dinero y para conseguir los recursos materiales, es
decir, varilla de fierro, piedra, vitrales, piso y más cosas”.
Padilla
Rizo comentó que desde esa recuperación hasta la fecha sigue la construcción
del Santuario. “Lo reiniciaron en 1988 y se hizo una especie de reinauguración
simbólica en el 2009 con la luz escénica, donde incluso cantó el coro de la ya
desaparecida Gran Familia de mamá Rosa y hubo alrededor de 20 mil personas en
el atrio”.
Y
es que, como bien señaló el historiador,
se han seguido agregando detalles "como agujas, pináculos, balaustradas en
la parte alta, esculturas de bronce en los nichos". Además, señaló que
el proyecto completo comprende que en la parte posterior haya oficinas y lugar
de peregrinación; el inconveniente es que ahora hay un hospital psiquiátrico.
Por
si fuera poco, el proyecto también contempla que una de las torres contenga
mirador, centro cultural, una biblioteca y un elevador. "No sabemos para
cuándo puedan estar, pero se tiene contemplado y se siguen agregando elementos,
tanto en el altar como los vitrales, en el techo, las torres y la
fachada".
Ahora
bien, Padilla Rizo comentó que el caso
de este Santuario en Zamora, no fue la única construcción neo gótica que se
hizo a fines del XIX en el continente. "No se puede dejar de lado, hay
investigadores que aseguran que ese estilo de construcción que encontramos en
América era una manera de demostrar el poder de los nuevos estados latinoamericanos,
que para esa época se estaban afianzando".