Ulises Fonseca
Caliche Caroma posee una voz para nada complaciente, al contrario, coloca el dedo en las llagas y miserias para nombrarlas sin eufemismos. Se trata de una visión mordaz que se ha concretado ahora con
“Morguelia”, su más reciente libro, mismo que
será presentado este viernes 19 de enero, a las 18 horas, en Jeudi 27 (Valentín Gómez Farías 265 centro de Morelia).
A sólo unos días de la presentación, conversamos con el Caliche Caroma sobre este libro y lo que podrán encontrar los lectores en él:
A partir del nombre es posible intuir que en el libro hay una carga política, que utilizas ya sea para satirizar y/o hacer crítica ¿es así?
“Claro, hay crítica política, pero esa crítica está dirigida a mí mismo, una especie de zancadilla, autogoles;
yo soy parte de la sociedad moreliana, en ese sentido señalo las cosas que me parecen detestables de mí, por ejemplo: ‘Y yo voy por ese camino,/digo sí mordiéndome la lengua,/acepto las sobras que me tocan./¿Qué he aprendido? Nada, absoluta y tristemente nada./Muevo la cola y me voy a mi rincón./Soy un buen perro conservador’.
Y bueno, sí hay críticas directas a los gobiernos federal, estatal y municipal, pero sin caer en el panfleto, eso creo yo. Evito el eufemismo y eso provoca que las lisuras aparezcan de vez en cuando”.
¿Le dedicas secciones a distintas zonas de la ciudad o de Morguechoacán?
“No tiene secciones, pero en el índice se cuentan como unos 30 textos de diferentes tamaños. En casi todos los textos hay referencias a Morelia y a otros lugares de Michoacán, así como a otros lugares de México.
Intenta ser una cartografía fúnebre y pero también vital, una batalla entre la vida y la muerte en medio de la avenida Madero”.
¿Cuánto tiempo tomó dibujar esta cartografía?
“Este libro, "Morguelia", continúa con la línea de las dos publicaciones anteriores, son textos inclasificables que se mueven entre la poesía y el ensayo literario (…) los textos del libro fueron escritos en su mayoría entre 2015 y 2016, fue un proceso de dos años, quizá uno o dos textos son de mucho antes.
También hubo un proceso de selección, pues al inicio sería un libro más grande que saldría con la editorial Porrúa y el proyecto se llamaba ‘Bombelia’, pero luego, por pláticas de Federico Marulanda se transformó en ‘Morguelia’.
El libro
está ilustrado por Sebastian Portillo, él hizo su interpretación y trabaja rápido”.
¿En este libro recurres a las 'genuflexiones verbales'?; además y para tener mayor claridad, ¿cómo definirías a éstas?
Genuflexiones Verbales: la palabra dobla la rodilla, el verbo se hinca. Son epigramas;
si hay máximas, las genuflexiones verbales son mínimas. No se trata de dar consejos o volverse maestro de moral, estos pequeños textos condensan un montón de experiencias pero están hechos para aquellas personas que van al baño y no encuentran qué leer, o para los que leen en el camión o en la combi: ‘Los taxistas y los combistas escriben flores en sus parabrisas’.
Las genuflexiones verbales son la otra posibilidad del lenguaje, el maravilloso lenguaje con el que viajo a todos lados, y casi gratis.
Algo importante, ¿además de la presentación de este viernes, los lectores dónde lo podrán encontrar?
En El Traspatio; en Tetería Media Luna, ubicada en Guillermo Prieto contra esquina del Conservatorio de las Rosas; y en el puesto de revistas del Pelón, el que está justo a un lado del Café Catedral del Portal” sí, justo en el mero corazón de la ciudad.
Fotos de interior: Mads Schmidt Rasmussen, John Silliman y Louis Blythe desde Unsplash.