El teatro que mira hacia la constitución mexicana
Ulises Fonseca Madrigal
Recordar y reflexionar en torno a un hecho histórico tan relevante como la promulgación de la Carta Magna, pero sin el sesgo solemne, gris y acartonado que suele dársele desde las instituciones de gobierno o escolares, es el propósito de la obra “¡Muera la constitución! ¡Viva la constitución!”, que será estrenada el próximo 3 de marzo en el Teatro Ocampo.
La directora y escritora de esta obra, Gunnary Prado, mencionó que para esta pieza “lo que hice fue recuperar distintos materiales de la historia de ese momento, para articularlos en una dramaturgia”.
En esa dramaturgia los protagonistas son Ricardo Flores Magón, Francisco I Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa y Emiliano Zapata, personajes con los que, como lo mencionó Gunnary Prado, “lo que quise retratar fueron las relaciones de tensión, pugna y oposición que había entre ellos, creo que ese esquema de relaciones representa en gran medida las fuerzas de oposición que se mueven en nuestro país”.
“Por ejemplo –añadió- para mi Francisco Villa representa al mexicano que en medio del hartazgo toma las armas, usa la violencia, impone su voluntad; por otro lado están los que, como Carranza, son jurídicos, abogados o políticos, que conocen de leyes, de estrategias y política internacional; también están los que, como Emiliano Zapata, tienen muchos ideales, liderazgo, un profundo amor a la tierra; por su parte, Francisco I Madero representa la clase burguesa consiente de las desigualdades, con profundos sentimientos pero en un plano muy romántico, creo ejecutable; creo que México está organizado de todo eso”.
Entonces, la dramaturga expuso que hoy día el país tiene frente a sí toda una serie de discusiones: “¿la salida es la fuerza armada?, ¿es la vía institucional?, ¿la organización comunitaria?, ¿Qué la clase media ilustrada instrumente un cambio?, ¿cuál es la salida de nuestro país?, eso me interesa retratarlo, aunque claro, lo hago en un tono muy irónico, con mucha parodia (…) quisimos ir en contra de la solemnidad, hacerlo más lúdico pero eso no quiere decir que se haga sin compromiso, es una apuesta por comunicar todas estas ideas pero sin aleccionar o dar una cátedra, sin caer en la ideologización”.
Los actores que deben recrear ese mundo son Said Soberanes, Pablo Tena, Justo Rodríguez, Santiago Hernández, José de Jesús Víctor y Lizeth Rangel, intérpretes que estarán acompañados por una escenografía minimalista, pues como externó Gunnary Prado “siempre apuesto por el trabajo actoral”.
Cabe anotar que “¡Muera la constitución! ¡Viva la constitución!” es un proyecto que respondió a la convocatoria del Fondo Regional para la Cultura y las Artes centro occidente para conmemorar los 100 años de que fuera promulgada la Constitución de 1917. Asimismo, además de la presentación en el Teatro Ocampo, la obra estará en el Teatro de la República, de la ciudad de Querétaro, el próximo 9 de marzo.
Las fuentes históricas
La dramaturga externó que la columna vertical que tomó para dar forma a la obra “son los artículos publicados en el periódico Regeneración por Ricardo Flores Magón en 1914, donde él señalaba la improcedencia o falta de actualización que tenía la constitución de 1857, decía que en apariencia esa constitución proveía derechos a los mexicanos pero no les garantizaba los derechos fundamentales como la salud o alimentación”.
Flores Magón, añadió Gunnary Prado, fue un personaje que no se mostró proclive a ninguna de las causas de la revolución “no veía con buenos ojos a Pancho Villa, al que consideraba un bandido disfrazado de caudillo; tampoco a Venustiano Carranza, ni a Francisco I Madero, a quienes veía como hacendados que solo querían hacer un traspaso del poder; mientras que con Emiliano Zapata había un distanciamiento”.
Por tanto, Gunnary Prado buscó contraponer el discurso de Flores Magón con las posturas de los otros personajes integrantes del paisaje de la revolución mexicana, “me parece que Francisco I Madero es un personaje importante pero su imagen mítica lo ha sobrepasado, él no quería una revuelta; otro personaje que también es muy importante para entender la historia del país es Venustiano Carranza, es decir, el presidencialismo en gran medida es una deuda de Carranza, quien creía que el único modo de sacar adelante el país era que todo el poder se concentrara en una persona”.