Luis Gabino Alzati
Morelia, México, a 15 de abril de 2020.- Es una de las voces más relevantes del panorama literario internacional. Es mujer y es veracruzana. Y a consecuencia de la agitación que causó el anuncio de la posible extinción de decenas de fideicomisos de cultura por parte del gobierno de México, Fernanda Melchor rompió su aislamiento literario para compartir su experiencia como beneficiaria de programas como PECDA y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FoNCA) que fomentan y estimulan la creación.
El Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) existe desde 1993 y opera como parte de los Fondos Estatales para la Cultura y las Artes, para promover el desarrollo cultural del país “a través de la concurrencia de esfuerzos y recursos del gobierno federal, de las 32 entidades federativas y la sociedad civil, para estimular la creación artística y cultural”, de acuerdo con la información recabada en su portal de internet.
Para quienes aún no se hayan enterado, Temporada de huracanes es la novela mexicana más galardonada internacionalmente en el último año. Su autora, Fernanda Melchor, afirma que de no ser por PECDA y FONCA no la hubiera escrito. Con su autorización reproducimos las publicaciones de su cuenta de Twitter donde comparte su experiencia como beneficiaria de estos programas.
“(Sí, aunque no lo crean, se necesita tiempo y dinero para hacer ficción rompedora. El mito del “artista del hambre” es sólo un mito). He decidido hacer una breve pausa en mi retiro tuitero para venir a contarles el papel que las becas artísticas (las del FONCA, pero también las estatales del PECDA) han desempeñado en mi carrera como escritora.
“Como tal vez ya saben, nací en Veracruz, en una familia de clase media donde nunca se dieron los artistas ni los intelectuales. Soy la primera mujer, tanto de mi familia paterna como de la materna, en obtener un grado de maestría (y mi hermano fue el primer hombre en hacerlo). En el año 2001 publiqué por primera vez un cuento, en un suplemento cultural de un periódico jarocho que hoy ya no existe (Sur de Veracruz). El cuento se llamaba “No hay conejos en la luna” y trataba de un chavito que se queda atrapado en lo alto de una torre de agua.
“A partir de entonces, cada año, empecé a participar en la convocatoria del programa de becas estatales, el PECDA de Veracruz, sin mucha suerte. Yo seguía escribiendo y publicando donde podía, sin que me pagaran un solo peso por mi trabajo”.
Cuenta que en 2005 obtuvo el apoyo de Jóvenes Creadores del PECDA, que constaba de 3 mil 500 pesos mensuales por diez meses. “Esa suma, que complementaba mi sueldo como reportera de comunicación social de la UV (Universidad Veracruzana), me permitió independizarme por primera vez en mi vida”.
Y remata: “Cuando vi mi nombre en el anuncio del periódico, lloré.”
Melchor Pinto comparte que obtuvo el apoyo del PECDA en dos ocasiones más, la última en 2015, con la cual pudo escribir el primer borrador de Temporada de huracanes.
Para entender mejor la realidad que viven muchas y muchos de los beneficiarios de estos estímulos, Fernanda Melchor cuenta cómo eran sus circunstancias de vida, poco alentadoras para la creación, antes de obtener el apoyo del FONCA, con jornadas que iniciaban a las 5 de la mañana, alternando la escritura con la crianza de su hijastra y las labores de una ama de casa.
“Era una vida feliz, pero agotadora, y bastante vacía en el plano profesional.”
“Durante muchos años traté de obtener una beca del FONCA, también sin resultados. Uno de los motivos de mi fracaso era que yo ya había tenido uno de esos apoyos (en 2008, en novela) pero no había publicado ningún libro, por lo que quedaba en desventaja frente a otros ex becarios. Es decir, había publicado varias crónicas y relatos pero ninguna novela. Esto porque mi proceso particular de creación requería mucha concentración y una gran cantidad de tiempo dedicado a la introspección, la lectura, el estudio, la escritura propiamente dicha y las revisiones.
“Y aunque no me ganaba la beca, nunca dejé de escribir. Pero es verdad que las presiones económicas y las obligaciones familiares me impedían dedicarle a mis borradores de novela el tiempo y la concentración que requerían para ver la luz.
“Finalmente, en 2016, me convertí en becaria del FONCA. Y aunque no escribí Temporada de huracanes durante este periodo, el estímulo me ayudó a disponer de tiempo suficiente para corregir concienzudamente esta historia (además de trabajar en un proyecto nuevo, aún inédito).
Su estilo narrativo le ha valido el reconocimiento en el panorama literario nacional e internacional.
“Este año Temporada de huracanes alcanzó su sexta reimpresión. Se han vendido ya más de 10 mil ejemplares en México e Iberoamérica, una cantidad que en un mercado como el gringo significaría un fracaso de ventas, pero que en México es casi como ser best-seller. Temporada de huracanes ha sido traducida al italiano, al francés, al holandés y al alemán, y actualmente se preparan las traducciones al inglés, al turco, al griego y al hebreo. La directora Elisa Miller la convertirá en película.
“Por eso fue que decidí agregar esta leyenda en la página legal de Temporada. Porque sin las becas del PECDA y del FONCA me hubiera costado muchísimo más tiempo terminar la novela. O es posible que ni siquiera la hubiera terminado. O que la obra final resultara ser algo distinto. Gracias a las becas del PECDA y del FONCA hoy puedo vivir de mi trabajo como escritora, a pesar de ser mujer (inmersa en un aparato de opresiones específicas), a pesar de ser de “provincia”, de no haber estudiado letras, de no provenir de una familia adinerada o de intelectuales
“Podrán decir lo que quieran de las becas artísticas, pero realmente creo que una reestructuración de estas necesariamente tiene que tomar en cuenta a la comunidad artística, y especialmente, a las creadoras que se sirven de estas como un empujón para alcanzar la autonomía”, concluye.
