Ulises Fonseca<
Confrontar personajes o situaciones contrastantes tiene a ser algo muy llamativo, y es una estrategia muy recurrente en el cine comercial, los ejemplos sobran (). En el caso de la cinematografía nacional, esa fórmula es la que sostiene “Un Padre no tan Padre” película dirigida por Raúl Martínez Solares que llegará a salas comerciales este miércoles.
Para ponerlo en términos breves, la historia retrata la colisión que hay cuando un hombre de mediana edad, Francisco, debe llevar a su padre Servando desde la ciudad de México, a vivir con él y su familia en San Miguel de Allende, Guanajuato.
La problemática se origina debido a que, por una parte, Servando es un hombre de carácter intransigente con ideas arcaicas y heteronormadas, mientras que su hijo es parte de una familia poco convencional, por así decirlo, conformada por su hijo, su novia, un hombre inglés, una pareja gay, dos hermanos capitalinos dedicados al cultivo de ‘plantas medicinales’, una pareja cubano-brasileña y una señora estadounidense.
Entonces, la parte medular de la película está en el retrato de los conflictos que se generan a partir de ese contacto no deseado, mismos que poco a poco se resuelven de un modo similar en que pasaría dentro de una película cómica hollywoodense.
Por lo anterior, podría decirse que entrar a ver esta película puede resultar ‘tan retador’ como leer un libro de Coelho, escuchar la ‘música’ de Justin Bieber o mirar cualquier producción de Televisa: una historia hecha a partir de los típicos arquetipos, con temas difíciles o complejos, pero tratados de un modo mas bien rosa (como el cáncer, la muerte, la carencia de vínculos paternales o el tener hijos homosexuales).
Por otra parte, en el tema de la interpretación actoral, Héctor Bonilla logra destacar, mientras que Jacqueline Bracamontes es tan plástica que parece estar ahí para lucirse como si estuviese en un comercial de cremas.
Sin embargo, cabe esperar que esta película será un éxito, ya que a todas luces resulta ser un filme hecho para entretener sin caer en provocaciones. Pero al final, ya será cada espectador el que decida que calificación ponerle.