Ulises Fonseca
Derribar cuestiones como el centralismo o más aún, dar una respuesta contundente a quienes se preguntan si en México existe el jazz, son algunas encomiendas implícitas de un libro como “El atlas del jazz”, presentado la noche del viernes en el Centro Cultural UNAM.
La presentación fue realizada en el marco del Festival Nacional Jazz UVAQ, actualmente en curso, y de acuerdo a su autor, Antonio Malacara, este libro se convierte “en un mapeo de lo que sucede con el jazz en los 32 estados del país, marca las rutas de acceso a la oferta jazzística que hay en cada una de las entidades”.
El atlas viene a demostrar una actividad muy prolífica en este género, sin embargo Malacara reconoce con un dejo de ironía que “todavía hay gente que se pregunta si hay jazz en México e incluso hay especialistas en jazz que dudaban que hubiera en todos los estados, por tanto, con esto ha quedado evidenciado que no hay un solo lugar en toda la República sin jazz”.
Malacara refiere que esas nociones tienen su origen simple y llanamente en la ignorancia, además del centralismo, cuestión que dijo “poco a poco ha ido desapareciendo, de hecho de los jazzistas pioneros en este país es raro el que era de la ciudad de México, la gran mayoría eran de los estados, por ejemplo Mario Patrón, Chilo Morán, ambos de Sinaloa; Tino Contreras, de Chihuahua; Rodolfo Sánchez, de Michoacán; Víctor Ruíz Pasos y Juan José Calatayud, de Veracruz; no obstante, la mayoría tenía que ir a la ciudad de México para desarrollar su carrera, eso era un centralismo estúpido”.
Por lo anterior, el investigador refirió que el jazz en México sí tiene buena salud, al menos desde la parte creativa: “los músicos de jazz en este país siempre han hecho su tarea con un diez, pero quienes rodeamos a los músicos no sabemos hacer nuestra tarea, los jazzistas en este país tienen que ser sus propios managers, sus propios bookings, sus propios agentes de prensa, sus propios secres, sus propios aguadores, todo”.
Investigación y documentación
Crear un libro donde se recolectara la actividad jazzística que se desarrolla en todo el país tuvo una base conceptual sencilla, según dijo el propio Malacara: “feu buscar donde estaban los clubes, los festivales, los músicos, los programas de radio, de manera técnica fue algo muy sencillo, pero bajarlo a un modo físico (el libro en forma) implicó un trabajal de hormiga”, que implicó alrededor de tres años.
Pero a fin de cuentas, refiere que toda esa labor fue realizada con el objetivo de contribuir a la vinculación, “conectar todos los esfuerzos que se hacen en las diferentes localidades para armar una infraestructura”, expresó Malacara. Si bien el libro ya no es posible encontrarlo debido a que ya esta prácticamente agotado, hay algunos ejemplares, además de que habrá una versión electrónica, para la cual es posible solicitar información al correo