Ulises
Fonseca
¿Para
qué es la danza?, esta fue una de las preguntas lanzadas a los creadores
locales por la coreógrafa Rossana
Filomarino, quien visitó Morelia para participar en las IX
Jornadas de Reflexión y Análisis del Colegio de Coreógrafos –realizadas, a
su vez, dentro del Festival Morelia
Histórica-.
La
anterior pregunta fue emitida por Filomarino dentro de su charla "Mi historia en la danza",
llevada a cabo en la Biblioteca Pública Universitaria, un espacio donde la coreógrafa
aprovechó para dar una postura donde, desde su perspectiva y experiencia, el
arte sí tiene un papel importante para el desarrollo social.
Ahora
bien, Filomarino comentó que el hablar de responsabilidad social no solo implica
que los creadores toquen temas de coyuntura, sino que también pongan sobre la
mesa tópicos que atañen a todos de forma universal, como la muerte.
Por
supuesto, añadió, para lograr dicha exploración resulta necesario trabajar
mucho y el artista necesita tener la capacidad de desnudarse para compartir el
"yo". Parte de ese trabajo implica que los jóvenes que se quieren dedicar al arte “necesitan estar informados,
saber lo que ocurre en otras artes, en la política”, para obtener un
enriquecimiento que sustente sus obras y se vea reflejado con contenido.
Y
es que en efecto, mencionó que las escuelas dan herramientas, pero luego es
necesario que “cada quien investigue y se forme”. Sin embargo, Filomarino no
dejó de lado el hecho de que la vida del artista es complicada, “no siempre se
lo pasa bien, hay dificultades”, mismas que ella misma ha vivido.
No
obstante, la coreógrafa dijo haber constatado que el arte sin vocación no funciona, para luego enfatizar que el sentido
ético, o al menos de ella, se encuentra en hacer cosas para contribuir, porque
tiene la convicción de que el arte es necesario, postura que buen puede
resumirse de esta forma: “lo que hace
avanzar una sociedad son los artistas y los científicos”.