Ulises Fonseca
La travesía de vida que tuvo la poeta Concha Urquiza y las motivaciones que dieron origen a su obra fueron revisadas por la académica y escritora María Teresa Perdomo, que estuvo presente en el Centro Cultural Clavijero para ofrecer una conferencia homenaje.
La actividad fue parte del programa de homenajes en la IX Feria Nacional del Libro y la Lectura (FENAL) que en el caso específico de la poeta, incluyó también la lectura de poesía y una mesa de discusión.
Por lo que toca a la conferencia dictada por María Teresa Perdomo, se trató de una especie de relatoría que inicio con la siguiente cuestión: “Concha Urquiza sintió desde muy joven la necesidad de escribir poesía” pero la mayor parte de su obra sólo es lo que se conoce de un periodo que va de 1937 a 1945.
"Tuvo una vida meteórica, nació en 1920 y murió en 1945 ahogada", mencionó Perdomo, para luego recordar que en algún momento de esos años de vida, Urquiza llegó a ser por un tiempo comunista, etapa que permanece ocultó y que incluso le generó pesadumbre en sus años posteriores.
Luego de una breve residencia en los Estados Unidos, continúo Perdomo, la poeta regresó a nuestro país, donde se convirtió a un férreo catolicismo e incluso busco ser parte de un convento, aunque pasó poco tiempo recluida en la vida monástica. De manera posterior, Urquiza se fue a San Luis Potosí a impartir clases de historia, literatura, civismo, filosofía
"Su verdadera universidad fueron los libros”, añadió Perdomo, para luego afirmar que Urquiza alcanzó a percibir la soledad que vive todo ser humano aun entre la multitud, así como las imperfecciones de la condición humana y fue en medio de eso que la poeta siempre manifestó una búsqueda divina, que hizo equivalente al encuentro con la excelencia.
"Su itinerario hacia dios rara vez fue tranquilo... la voluptuosidad de Concha Urquiza la lleva a utilizar como símiles al fuego y al mar, símbolos del amante divino" mencionó Perdomo, que para finalizar el relato de la vida de nuestra homenajeada, señaló que en sus años finales, Urquiza se fue a la Ciudad de México para entrar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, estudios que no concluyó ya que se fue a atender una invitación a Tijuana para dar clases, proceso que no llegaría a consumar debido a que murió –de modo irónico- ahogada.
Ya hacia el final de su intervención, Perdomo expresó que la poesía de Concha Urquiza “tiene el poder de mantener vivo la complejidad, trabajó los aspectos morfológico, rítmicos, sintáctico y de versificación... su lengua poética con palabras de fuerza profunda y altísima belleza”.