Ulises Fonseca Madrigal
Lo que antes era una actividad económica que propició el nacimiento y desarrollo de ciudades como Guanajuato o Zacatecas, devino en la actualidad en un trabajo que depreda recursos y envenena sociedades enteras, esto de acuerdo a lo expuesto en una conferencia por Claudio Garibay Orozco, quien estuvo presente este jueves en el Centro INAH Michoacán.
La conferencia en cuestión tuvo por título "La llamada tradición minera mexicana. Un modelo histórico de las transformaciones de la relación entre emplazamiento minero y formación de espacio social local", en la que Garibay Orozco ofreció un esbozo del complejo problema que implica la minería a tajo abierto, una técnica de explotación que pese al importante impacto ambiental, social y cultural que tiene, se realiza para satisfacer poderosos intereses económicos.
De hecho, Garibay Orozco mencionó que la minería a tajo abierto responde a la apremiante necesidad de la economía global de metales, en una época en la que abundan los yacimientos pobres con minerales microscópicamente dispersos. Gracias a esa técnica, dijo, " ahora prácticamente todo el país es de interés minero".
Ahora bien, los explotadores intentan hacer creer que son herederos de una tradición histórica y ejemplo de ello es la publicación del número de "Artes de México" dedicado a la minería. Sin embargo, Garibay Orozco menciona que no es legítimo que se definan como constructores del país.
Sobre las empresas explotadoras, Garibay Orozco mencionó que la mitad de las concesiones han sido otorgadas a empresas mexicanas y la otra mitad a extranjeras, pero eso sí, dijo, "con respecto al factor de la productividad, las canadienses son las que han abierto más minas (...) las mineras trabajan por el dinero" mientras que las poblaciones locales son estorbos.
Evolución histórica
Para arrojar luz al modo en que se ha llegado a la situación actual, Garibay Orozco esbozó un recuento histórico del modo en que la minería fue cambiando, tanto en los modos de funcionar como en su relación con la gente.
De ese modo, señaló que en la minería colonial (siglos XVI al XVIII) se generaron sociedades multiclasistas, donde los empresarios aún tenían ideas medievales y por ello deseaban ser parte de un sistema de nobles; por lo anterior invirtieron en una minería que requería de amplias redes de trabajadores, mientras que el recurso ganado lo empleaban en construcciones, donativos, regalos para el rey y la construcción de ciudades que les dieran renombre, como el caso de Zacatecas.
Para los siglos XIX y XX llegó la minería industrial, que por el avance tecnológico ya no requería de tantos trabajadores y fue posible descentralizarla de los centros coloniales.
Entre 1917 y 1982 hubo en nuestro país un modelo de explotación estatal basada en la idea de que la misión de la minería es cumplir en el desarrollo nacional; pero en los 80 fue sustituido por un modelo neoliberal.
Por tanto, para la actualidad hay un esquema de explotación desde corporaciones globales, por lo que solo se necesita territorio y agua, los trabajadores viven en campamentos, hay control en tiempo real desde la casa matriz y una destrucción radical del espacio y cultura local, debido a que la población local no es necesaria. Un ejemplo de esto es el de Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí (consultable en el link http://www.conflictosmineros.net/contenidos/23-mexico/9419-como-la-minera-san-xavier-destruyo-el-cerro-de-san-pedro-en-san-luis-potosi).