Ulises Fonseca
“Es un espacio abierto a todo tipo de expresiones, pero seguimos mucho esa línea”, expuso Diego González Simón, uno de los integrantes del Centro Cultural La Jacaranda, un espacio ubicado en pleno centro histórico de Pátzcuaro que, entre otras cosas, busca propiciar la buena salud de las identidades musicales tradicionales.
“Hemos abierto este espacio como una cooperativa cultural inspirados en las experiencias del Festival Huellas, que nos movió a tener algo más permanente en la ciudad”, dijo el promotor al momento de exponer la raíz que dio origen a La Jacaranda, espacio que fue abierto hace seis meses.
Desde entonces se programan conciertos cada quince días, pero además de otorgar espacio a la música tradicional, La Jacaranda acoge otras formas de expresión, incluyendo la contemporánea, por ello el centro incluye la Galería AV, una sucursal de La Mano Gráfica y el proyecto de gestores Nitamakwa, además de una línea enfocada a lo gastronómico y su aspecto sociocultural: “en lo que ofrecemos a la venta, para nosotros es cultural el café, el chocolate, la cerveza artesanal, el mezcal, por ejemplo cuando hacemos catas nos explican muy bien los agaves, la historia”.
No obstante, Diego González Simón evalúa que el trabajo emprendido por La Jacaranda todavía es incipiente: “la parte de la cooperativa cultural está en pañales, con cada conjunto que trabajas es un reto nuevo, con respecto a los vínculos hemos notado que en cada festival o concierto se abona la tierra para que las personas interesadas en algo conozcan a otras”.
La independencia
Ahora bien, mantener un espacio que abone a la confluencia de diferentes expresiones culturales no resulta nada sencillo, en especial cuando se trata del peliagudo tema del dinero, como bien lo confirma el propio Diego González Simón: “para nosotros el reto se encuentra en lo económico, aprender a llevarla bien y hacer tratos claros”.
“Si no tenemos apoyos (institucionales) entonces tratamos de volvernos autosuficientes, de encontrar un equilibrio”, refirió Diego González Simón. Para lograr lo anterior en La Jacaranda han buscado por diferentes estrategias, y una de las más recientes es la Rifa de un Marimbol, un instrumento del Caribe que ha tenido un renacimiento en los últimos 20 años. Para ello, ofrecen 50 boletos de $200.00m/n.
El número ganador se obtendrá de la coincidencia con los dos últimos dígitos del Premio Mayor de la Lotería Nacional del día 30 de septiembre del 2016. La serie está numerada del 1 al 50; por ser sólo 50 números la dinámica es la siguiente: al 1 le corresponde también el 51, al 2 el 52, al 3 el 53 y así sucesivamente, hasta el 50 a quién le corresponde el 00. La rifa tiene el propósito de colaborar con la realización del Festival Huellas, música antigua y tradicional.
Pero además cabe decir que los boletos no son simplemente papeles anodinos, sino que contienen un grabado original de Carlos López Tavera de 10cm x 15cm, linóleo sobre papel liberón.
Para quien desee cooperar, puede hacerlo con un depósito en el número de cuenta 957-8305464 de Banamex, CLABE 002180095783054646; mientras que el número de tarjeta (para pago en el oxxo) es 5204 1671 6406 9890. Además, resulta posible enviar ficha de depósito o comprobante a nitamakwa@gmail.com
Celso Duarte y el entendimiento de la tradición
Con respecto a la visita que dio el intérprete, arreglista y promotor Celso Duarte, Diego González Simón expresó que éste vino a reforzar los esfuerzos de revalorar la cultura tradicional y vincularla con otros ámbitos, pues en efecto, dijo, “hacía falta el vínculo academia y tradición, (Celso Duarte) representa alguien que entiende la tradición latinoamericana y mexicana desde varios puntos y que además estuvo en escuelas de formación académica”.