Ulises Fonseca<
Una comedia negra de tintes existenciales, la tragedia de tener a un hermano ausente y el empoderamiento femenino, son las líneas centrales de los tres largometrajes mexicanos en competencia mostrados este sábado en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Construcciones oscuras<
La primer película fue "El Vigilante" filme de Diego Ross que narra la imposibilidad de salir del microcosmos laboral por las circunstancias ajenas.
La anécdota es sencilla: Salvador es el vigilante nocturno de una obra en construcción que necesita salir una noche para ir con su esposa, una mujer que esta en plena labor de parto; pero, pese a su deseo por cumplir con su familia, una serie de problemáticas emergentes, como la muerte de una prostituta dentro de la construcción, lo detienen y regresan a ese microcosmos.
De acuerdo con el director, Diego Ros, esta película pretende "hablar de la violencia pero de un modo honesto sin caer en melodramas".
En efecto, la película hace referencias sutiles a las diferentes maneras en que se manifiesta la violencia en nuestra sociedad, desde el ámbito familiar, con padres violentos, hasta la brutalidad sistemática de una policía corrupta.
Pero, pese a un cierto sabor existencialista, hay una intención por mantener la jocosidad irónica y de hecho el propio director mencionó que esta película "es como si tomaras una comedia de errores donde cada decisión que toma el personaje lo mete en enredos cada vez más graves... creo que la estructura anecdótica le quita ese peso que siempre le dan los medios (en referencia al amarillismo con que es tratada la violencia)".
El hermano que suple al que falta
Una madre que se hunde en el duelo, pero que se lleva consigo al resto de la familia, una donde el padre y la hija solo pueden mirar mientras que otro de los hijos se consume ante la culpa y negación de sí mismo, conforman el argumento de "Tiempo sin pulso", otro de los largometrajes mexicanos en competencia dentro del FICM.
El conflicto que desencadena el relato de la película es la muerte de uno de los hijos, acontecimiento que lleva a la madre a encerrarse en un vórtice de sufrimiento, mientras que el hermano toma el papel de reemplazo: asiste a tomar las mismas clases de ciencias políticas que tuvo su hermano.
De hecho, la realizadora de la cinta, Bárbara Ochoa, afirmó que la película responde a su interés por "contar una historia alrededor de la culpa, de algo que no te deja vivir".
Pero además de mostrar un ambiente familiar enfermo y aletargado, la cinta hace referencias breves pero constantes a la violencia que se vive en el país, con sus muertos y desaparecidos.
Sobre esa cuestión, la directora afirmó que dice que su intención fue enmarcar el conflicto de esta familia en el contexto particular que vive México en el presente "en el contexto en el que crecen los jóvenes"
Asimismo, estuvo presente, dijo, el juego con el asunto del "no estar" y de la forma en que la muerte se hace presente de modo constante, "sentía necesario que el personaje se desenvolviera en un contexto determinado".
El cosmos contenido en "Neza York"
Un cantante obsesionado con Depeche Mode, su histérica novia y un par de mormones que se salen del "buen camino" dan vida a la historia de "Minezota"
La película evita retratar cuestiones como la pobreza o la marginación, tan asociadas a un lugar como ciudad Nezahualcóyotl, pues como expresó su realizador, "es necesario conectar con historias mas constructivas, porque somos muy dados a la sordidez, no quise hacer una película depresiva".
La película sigue los pasos de Ismael, un cantante de rock-techno que busca sobresalir con su banda al mismo tiempo que mantiene una relación volátil con Violeta, una educadora que busca ser madre pese al desdén de su novio por la paternidad.
En medio de esa tensión antagónica aparece el par de "Elders", dos mormones que entran a la vida de Violeta por invitación de ella misma, cosa que también genera un conflicto en ambos religiosos, confundidos por la ruptura que supone el seguir su religión o su sensualidad.
La película en cuestión tardó cinco años en ser producida y fue terminada gracias al respaldo que implicó el programa "Impulso Morelia 2015", promovido por el mismo FICM.