Texto y foto: Luna Monroy
El
Museo del Maíz (MUDMA), fue inaugurado en este mes de febrero en lo que fuera
parte de la Hacienda de San Antonio, a dos kilómetros de la cabecera municipal
de Sénguio, Michoacán. La directora
general de este espacio es la académica Esperanza Ramírez Romero.
El
proyecto museográfico y la curaduría corrieron
a cargo de César Mazola Álvarez, que con atinada visión colocó en una sala
diferentes secciones que delimitan al maíz y su relación con el origen del hombre civilizado y su nexo con la cosmovisión
de los tiempos prehispánicos; además claro de los proceso de siembra y cultivo
del maíz, desde la antigüedad hasta nuestros días, así como los usos
gastronómicos.
También en otra zona del recinto se ubica al maíz como un elemento inspirador en obras de arte temático o bien como instrumento, mientras que otra sección tiene un área destinada al disfrute del documental “Masa y carne” del joven cineasta Juan Pablo Elorriaga Ramírez, a quien seguramente pronto veremos incursionar en las filas del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
En
mi parecer, el MUDMA tiene una
museografía finamente trabajada donde cada elemento está en su justa medida y
en su exacto lenguaje. Las piezas cuentan con fichas que acompañan al
visitante de una manera muy ágil por el recorrido, las cuales fueron escritas
por Javier Ramírez Mancera.
Por
otra parte, la información agraria de esta museografía fue proporcionada por Cenobia Ponce Santana, José Luis Ponce
y Amado Luna Luna, quienes llevan
toda su vida dedicados a la cosecha del maíz de modo tradicional. Son más de 60
años de vivir en la región y conocer como este producto ha traído beneficios a
la comunidad. Su entorno como el de otros poblados dedicados a la siembra y
cosecha del maíz.
El propósito
El
MUDMA busca mostrar que este cereal es uno de los ingredientes de mayor consumo
alimenticio en México, cuyos pueblos antiguos domesticaron el grano. Ahora, de
acuerdo con el texto introductorio de Javier Ramírez Mancera: “el maíz forma
parte de la identidad y las tradiciones
de Sénguio, (municipio de Michoacán), con él se elaboran artesanías y se hacen
fiestas populares.
Un ejemplo de estas fiestas es la de ‘El combate’, que aún se celebra al final de la cosecha para dar gracias a dios por el alimento obtenido (…) También se observa en otra sección de la sala como la siembra del maíz fue el motor que impulsó el desarrollo económico, tecnológico y social del municipio, además fue tejiendo la vida cotidiana de los pobladores y hacendados, fue hilando la historia (…) Es a través del maíz que descubrimos quienes somos y de dónde venimos”, señala el texto.
Pero sería muy corto solo nombrar estos pasajes descriptivos del MUDMA: es necesario para el visitante recorrer sus pasillos y adentrarse al inmueble para advertir que, como bien dijeron, los mexicanos “somos maíz”.
Lo anterior se debe a que el MUDMA exhibe piezas que fueron utilizadas por distintos grupos familiares y es que, como dijo Ramírez Mancera, el MUDMA narra la historia compartida de muchas Haciendas de la región y por lo tanto del municipio, cuenta la vida cotidiana de los campesinos, sus usos y costumbres, en suma, el legado de un lenguaje expresado con instrumentos de cultivo.
Otros
créditos en este trabajo, que tiene fines didácticos para mostrar a los niños
de la comunidad cuáles son sus raíces y hacerlos participes de un orgullo
identitario, corresponden a quienes realizaron la producción gráfica, como
Eduardo Mujica Muro, Taller Delta E Lab, José Antonio Romo Espinoza, Taller
impreso Estudio Romo.
La
ubicación exacta del MUDMA se describe en un tríptico de la manera siguiente:
Carretera Séngio-Chimgua, Tupátaro. A un Km bifurcación del lado izquierdo tomar
la desviación a Tupátaro. A 50 metros sobre el lado izquierdo está la entrada
al MUDMA.
Para mayores informes y citas guiadas es necesario escribir al correo electrónico jraman68@gmail.com.
(Esperanza Ramírez Romero y Graciela Mota)
Carácter mítico
La
académica Graciela Mota expresó que de acuerdo con el Popol Vuh “la sangre de
los dioses con la comida del maíz devino en humano. El hombre formado, cuya
sangre es de dioses y de esta sangre se hizo un hombre, entró el maíz por obra
de sus progenitores…”; además, comentó que luego de su domesticación y
sedimentación en la vida diaria, poco a poco el uso del maíz se diversificó en
actividades orientadas al manejo de la naturaleza y el desarrollo del trato
social.
“Fue entonces –agregó- generando un sentimiento de identidad, pertenencia, percepción y de vida y muerte de todo un continente. Para América continental el centro de esta cosmovisión lo constituye justamente el maíz, derivado de él, entre otras cosas, surgió la relación entre cultura y natura, que han sido la derivación de los ritos, las fiestas y celebraciones”.
(César Mazola Álvarez)
El desafío de lo
transgénico
Para finalizar, Graciela Mota refirió que “frente a la entrada de los transgénicos el problema es muy serio, dice David Barkin que ‘estudiar el maíz es conocer el país’, entonces el maíz no es una mercancía más que ingresa al país desde hace muchos siglos, sino que verdaderamente es el principio de interlocución en el ámbito de la economía mundial para transformar códigos sostenibles sobre la forma de apropiación del habitar, el universo y la calidad de vida”.
“Estamos
frente a una nueva generación de derechos culturales. Es importante que a
través de la cultura del maíz se puedan recuperar el derecho y el compromiso
con nuestra tradición para poder heredar la fuente de saber para las próximas
generaciones, para que se preserve la autenticidad”, dijo.