Redacción
“Decir Zapata es decir también
zapatismo, el programa de reivindicaciones agrarias, sociales,
étnicas y políticas mantiene una vigencia hasta nuestros días
desde el planteamiento revolucionario de Emiliano Zapata”, expresó
el secretario de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la
Cámara de Diputados, Hirepan Maya Martínez.
El diputado
señaló que conmemorar 100 años del asesinato de Emiliano Zapata es
reivindicar 100 años de lucha del zapatismo, “sin Zapata o con
Zapata como estandarte y referente central de las luchas y de la
dignidad campesina e indígena del pueblo de México, del territorio
nacional”.
Recordó que esta lucha se centra en el principio
de la defensa del territorio y los derechos a la comunidad y el
disfrute de los recursos naturales.
“Esta exposición de
imágenes debe ser ante todo parte de un homenaje y también un nuevo
ciclo histórico en la activación de una política de
reivindicaciones agrarias, campesinas, étnicas, sociales y
territoriales.
“Sin Zapata y las herencias del zapatismo no
habrá suficiencia alimentaria para el país, repartición justa de
la riqueza, ni reivindicación de las demandas de autonomías de los
pueblos indígenas.
“Esto es Zapata para los legisladores.
Emiliano Zapata y su siglo de lucha son necesarios para alentar el
giro democrático y de cambio de régimen de nuestro país”,
manifestó.
Y reivindicó la trascendencia y pertinencia del
legado zapatista en este momento de cambio en México: “Una nación
sin corrupción, sin desigualdad, en donde el pueblo, los campesinos,
los grupos étnicos y urbanos son el centro y el motivo de la
política pública de la cuarta transformación nacional”.
“La
Revolución Mexicana, dijo, sigue siendo un largo rumor que va
dejando silencios y voces a medio decir. Quizá su secreto mejor
guardado sea la figura del general Emiliano Zapata y del
zapatismo.
“En ellos se confunden el tiempo histórico y el
mito, sigue vigente el intento de profundizar en la magnitud social y
política de las luchas agrarias, campesinas e indígenas”.
“La
revolución agraria de Zapata no es estrictamente suya, es una
construcción social y política de larga duración, un relámpago
que avanza en las nuevas luchas de las tierras por la autonomía”,
concluyó.