Redacción
“Respira
y Chuta. Mi vida fuera de lugar”, fue la puesta en escena con que la Secretaría
de Cultura de Morelia y el Instituto de la Mujer Moreliana dieron arranque a su
ciclo de interacciones artísticas para conmemorar
el Día Internacional de la Mujer.
La
función se realizó en el Teatro Samuel Ramos ante la presencia de un público de
distintas edades, que observó la historia de una joven quien en lugar de
inclinarse por las clases de ballet, prefiere disfrutar la práctica del futbol
soccer pese a la oposición de sus padres, situación que la llevará a defender
sus sueños.
La
elección y la defensa de lo que cada persona ama, mientras se está en proceso
de construcción de la identidad, son algunos de los puntos que se observan en
la propuesta.
Verónica
Villicaña, autora de “Respira y Chuta. Mi vida en fuera de lugar”, aseguró que con
la producción se busca que los jóvenes vean que pueden luchar por sus sueños, siendo
al mismo tiempo conscientes de que habrá adversidades a las que tendrán que
enfrentarse.
De
una manera sutil, también se abordan temas que atañen al sector adolescente,
como el acoso escolar, los desórdenes alimenticios y el suicidio; lo que se
pretende es que los jóvenes espectadores se puedan identificar con los
personajes, que entiendan que no son los únicos que pasan por esas situaciones
y que siempre pueden encontrar una salida, ha comentado Villicaña.
La
presentación corrió a cargo del grupo La Luciérnaga Teatro -que ha trabajado
esta obra desde el 2014 bajo la dirección de Everth Yamil García Islas- y,
previo al inicio, Cardiela Amezcua Luna, titular de la Secretaría de Cultura de
Morelia, enfatizó que esta agrupación teatral se ha caracterizado por escribir
obras para jóvenes, al abordar temáticas que llevan a la reflexión sin perder un
lenguaje fresco y entretenido para los adolescentes.
El
elenco estuvo conformado por las actrices Sofía Herrera, Daniella Saucedo,
Tayde Pedraza y la misma Verónica Villicaña, quienes encarnan a personajes
apasionados por el futbol pese a que una de ellas no cuenta con la aprobación
de su padre para jugar por temor a que “se vuelva marimacha”, razón por la que
es obligada a tomar clases de ballet.