Redacción
Foto: Andrés Gómez / Unsplash
Como
si de una coincidencia cósmica se tratara, el país que se llama a sí mismo como
“el ombligo de la luna” tiene el mismo tamaño que el diámetro de la Luna, el
quinto satélite más grande del Sistema Solar y único natural de la Tierra, que cabría
cuatro veces dentro de nuestro planeta, explicó Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía (IA) de
la UNAM.
La Luna está en sincronía con la Tierra, a la que siempre le muestra su misma cara; su núcleo está fundido y puede tener lava, mientras que en su superficie tiene fisuras o grietas que ahora se pueden medir, dijo la astrónoma y divulgadora científica en una charla ofrecida dentro del ciclo Astronomía en tiempos de coronavirus.
Una de las cosas que la hace maravillosa es que podemos verla a simple vista, incluso observar sus diferentes fases; por otra parte, no hay posibilidad de que colisione con nuestro mundo, por el contrario, se aleja cada vez más, aclaró Julieta Fierro.
Fases de la Luna
Las
fases de la Luna son los cambios en la forma de su parte iluminada, desde la
perspectiva de un observador en la Tierra; estos cambios son cíclicos, de
acuerdo con la posición de nuestro satélite con respecto al planeta y el Sol.
“Va por la vida con su lado día y su lado noche, y la vemos según le esté dando
el Sol de frente, de lado o atrás”.
Desde
la Tierra, las personas la miran como uno de los objetos más brillantes del
cielo, pero en realidad su brillo es el reflejo de la luz del Sol.
Gira
sobre sí misma, pero también alrededor de nuestro planeta, lo que le toma un
tiempo aproximado de 27.3 días. A medida que orbita la Tierra parece que cambia
de forma: a veces se observa una pequeña sección de ella, otras se ve completa,
“por eso se dice que tiene fases, estados transitorios que son resultado de su
movimiento y de la luz solar que refleja su superficie. La que más me gusta
parece una sonrisita”, comentó la investigadora.
Origen de la Luna
Sobre
el origen de la Luna, Fierro comentó que cuando la Tierra era relativamente
joven, hace unos tres mil 800 millones de años, un objeto del tamaño de Marte
chocó con ella, se pulverizó y hubo pedazos que salieron volando al espacio.
“Estos fragmentos formaron un anillo de rocas alrededor de la Tierra y se
fueron aglomerando para formar a la Luna”.
Aún ahora siguen cayendo objetos a la Tierra, como rocas vidriadas que se producen durante las erupciones de los volcanes y cuando hay un impacto de un meteorito contra la Luna o contra el planeta.
“Estos
fragmentos salen volando, se evaporan, y cuando se solidifican producen estas
rocas vidriadas que se llaman tectitas, y a veces tienen forma de gota. Luego
de algunos viajes espaciales, las conocemos en la Tierra”, finalizó.