Ulises FonMadri
El coreógrafo Diego Marín compartió con
estudiantes universitarios cuáles han sido los retos y procesos que le ha
implicado ejercer la danza, esto en un panel llamado Invasión Michoacana,
realizado este fin de semana en el Colegio de San Nicolás.
Ahí, expresó que al terminar su
licenciatura era consciente de su pasión por el cine y la danza "pero sí
quería hacer danza debía hacerla ya porque dedicarse a las artes escénicas debe
ser cuando el cuerpo lo permite".
Por tanto, optó por emprender con un
estudio propio, en un espacio pequeño y con tres alumnos. "Afortunadamente
el primer proyecto que envié fue beneficiado con 20 mil pesos por parte de la
secretaría de cultura, con los que hice una gira por 11 municipios". Para
ello creó una compañía propia, que entre otras cosas dio fusiones en las que
había sólo una persona.
Sin embargo, Diego Marín expresó que
esto "no fue una decepción porque hice realidad estar en un escenario y en
los siguientes municipios teníamos más gente porque empecé a entender la
importancia de tener aliados (...) este proyecto fue de aprendizaje no solo
como gestor cultural sino como maestro de danza y artista".
Diego Marín narró también que continúo
un camino que era confortable pero que en lo personal no le llenaba del todo
"Ciudad Hidalgo es todavía muy chiquita para ser plataforma de los
proyectos que tenía en mente".
Entonces, con el apoyo de su familia es
que pudo hacer posgrados y también gestionó apoyos con instituciones públicas.
Pero eso significó también enfrentar varias puertas cerradas, "apliqué a
muchas cosas y muchas veces rechazaban, es algo con lo que tienes que
lidiar".
Pero esos rechazos se sucedieron hasta
que llegó la posibilidad de ir a la Unión Europea, es específico a los países
de Francia, Hungría y Noruega para participar en un posgrado por dos años sobre Antropología de la Danza, algo que ocurrió poco después de que su estudio en
Ciudad Hidalgo cerrara y de que llegara la pandemia de Covid 19.
Además, el estar en ese continente le
dio posibilidad de hacer videodanza en espacios urbanos, por lo cual realizó
cortometrajes. El contacto con la Inteligencia Artificial llegaría al final de
ese posgrado, porque decidió hacer una tesis en un Centro Noruego Interdisciplinario donde se investiga el ritmo, "hubo un proyecto que
captó mi atención porque estaba una doctora que estaba enseñándole a una
Inteligencia Artificial a bailar".
Se adentró a ese mundo, se apasionó y
buscó explotar esa oportunidad hasta que llegó al Centro para la Inteligencia
del Futuro, ubicado en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. "Me
aceptaron por un semestre para estudiar en el Centro, donde tuve la oportunidad
de dar una cátedra sobre cómo la Inteligencia Humana y la Inteligencia
Artificial pueden crear algo en tiempo real".
Cabe anotar que junto a Diego Marín,
también compartieron su experiencia Eduardo Saucedo, creador audiovisual
enfocado en deporte y Leonardo Rojas, locutor. Los tres participaron en el
panel Invasión Michoacana, el cual fue parte del evento Unidos en Corto,
organizado por estudiantes de la Universidad Interamericana para el Desarrollo
(UNID).