Ulises Fonseca Madrigal
Aunque existe la percepción de que para asistir a los conciertos del Festival de Música de Morelia (FMM) es necesario llevar una postura y ropa de gala, con aires graves y rostros solemnes, también hay espacios para la diversión, el desparpajo y el juego, justo como lo ofrecieron la mañana de este sábado los integrantes de Imperial Kikiristán.
Los integrantes del conjunto, salieron desde el interior del Centro Cultural UNAM en dirección al escenario, ubicado justo a la mitad de la Calzada Fray Antonio de San Miguel; pero no fue un recorrido frío sino todo lo contrario, repleto de música e interacción con las personas presentes.
Poco antes de salir a jugar como clowns musicales, los del grupo le mencionaron a la prensa que presentarían “un repertorio de música folklórica de Kikiristán, país que no es muy conocido” (invención que es una sátira a las dictaduras de Europa del Este y Asia central), además de polkas, rumbas y, como añadieron los intérpretes “música para dormir; si se pudiera definir nuestro estilo sería como una banda mariachi o militar que nunca fue a la guerra”.
En efecto, la presentación fue todo un mosaico de géneros que salían a flote, se detenían y retornaban conforme a las reacciones del público, ya que la presentación fue una mescla de música y teatro callejero, pues como afirmaron los músicos “es que en Kikiristán debes aprender todos los estilos de las artes vivas, saber cantar (…) actuamos en salas cerradas pero nos gusta mucho más trabajar en la calle porque ocurren muchas cosas que no pueden ocurrir en un espacio cerrado”.
De hecho, las cosas imprevistas siempre pueden ser una fuente para la improvisación, como la reacción de los espectadores que son ‘invitados’ al escenario por los del grupo, en especial de los niños, o como sucedió en el caso específico de esta presentación, cuando un montón de ramas cayeron sobre los músicos justo antes de que iniciaran una canción. “Las mandó Donald Trump”, dijeron y arrancaron las risas generales.
Por otra parte, los seis integrantes de la banda (que en realidad son originarios de Francia) buscan mantener el espíritu irreverente como una constante, incluso en la historia de su propio grupo, pues señalan que fue fundado hace como 60 años y que antes “fuimos una banda para las funerarias y pensamos cambiar un poco el modo ese tipo de celebraciones”.