Ulises Fonseca Madrigal
Frente al lugar común de considerar que en México no hay lectores y menos aún para títulos que no son best sellers,
Textofilia fue fundado con la idea de “ofrecer materiales que no veíamos en las librerías”, según expresó su director general Ricardo Sánchez Riancho.
Pero además del lugar común de pensar en México como un territorio no lector, existe otro cliché esgrimido para desalentar el surgimiento de editoriales: las crisis económicas, cuestión que Sánchez Riancho revira de esta forma: “
una crisis siempre es una oportunidad, pues cuando se cierran puertas la inventiva te obliga a buscar otros espacios para generar edición, por ejemplo, en Argentina uno de sus periodos más prolíficos en aspectos editoriales fue a partir de lo que les ocurrió en la crisis económica; por tanto,
es buscar alternativas, no sólo los apoyos estatales”.
Entonces, para el caso de Textofilia, añadió, “fue crear públicos,
lectores existen, hay muchos en el país a pesar de que se dice que se lee poco, la cosa es que hay que localizar a quienes están interesados, para que sepan la oferta que tiene una empresa cultural como Textofilia”.
Otra cuestión que le proporciona viabilidad a una empresa cultural, dijo, “está en diversificarse, de ese modo Textofilia ha logrado mantenerse dentro de lo que le interesa, que es la literatura y el arte”.
En torno a este tema,
el escritor y editor Alfredo Núñez Lanz refirió que las dificultades económicas del país ya no constituyen un argumento: “nuestra generación nació con la crisis, creció con la crisis y no ha salido de la crisis, entonces para nosotros no había pretexto para no hacer un proyecto que nos entusiasmaba, más bien fue tomar el eje de la oportunidad y sustentarlo mediante un proyecto con contenido”.
En ese afán bibliófilo, añadió Sánchez Riancho,
Textofilia buscó por una parte dar oportunidad a autores nuevos y por otra, editar libros que fueron importantes “pero que ya no era posible encontrar en los estantes o que no tenían traducciones al español, entonces considerábamos que en la oferta editorial podía darse algo más”.
Ahora bien,
la editorial aglutina tres sellos:
“Textofilia ediciones”, la cual contiene ensayo, poesía, relato y novela;
“Textofilia infantil”, área desde la que se publican títulos dirigidos al público infantil;
“Los libros del marqués”, cuyos libros son, de acuerdo a Sánchez Riancho “títulos pensados para públicos que están un poco fuera de los nichos cien por ciento culturales, temas de coyuntura, temas que puedan tener un interés más general con respecto a lo que busca el grueso de la población en lectura”.
El panorama editorial en México
Al entrar en la sección de libros en cualquiera de las sucursales que tiene esa cadena de restaurantes-tiendas adornadas por el logotipo de tres búhos, cualquiera podría percatarse de la preeminencia de sellos trasnacionales, una estampa que ejemplifica la presencia ventajosa en el mercado de dichas editoriales.
Sin embargo, Sánchez Riancho refiere que l
a red de editoriales independientes ha logrado hacerse de un espacio y, sobretodo, de lectores: “hemos creado públicos que nos compartimos y con los cuales podemos convivir, Cafebrería el Traspatio es un muy buen lugar donde pueden observarse esos ejemplos: Sexto Piso; Tumbona, que ha crecido mucho; Almadía, que tiene mucha literatura mexicana; Era, la editorial de todos nosotros”.
En este contexto, añadió
“todos los años surgen pequeños sellos con propuestas nuevas, tal vez algunos son más kamikazes y duran menos tiempo, pero otros sí logran afianzarse y crean un catálogo que fluye”.
Pero eso sí, el director de Textofilia no pierde de vista que también
hay proyectos surgidos desde la visión heroica-romántica: “esta en ‘vamos a editar lo que queremos’ pero también hay que tener conciencia de las características del mercado, lo que busca la gente, lo que puede interesar y no, los procesos que hay detrás de un libro, conocer materiales, canales de distribución, canales comerciales, medios de difusión, es un proceso que va mucho más allá de sólo una visión romántica”.
Para el caso específico de Textofilia, mencionó que ésta casa editora tuvo su origen como una revista de literatura y arte contemporáneo, que empezó a ser publicada en el 2004, “años después creamos una empresa y tiempo después comenzamos a editar libros, entonces ha sido un proceso largo hasta que se encaminó como Textofilia”.
En la actualidad, el sello maneja un catálogo con un total de 150 títulos (es posible conocer más sobre este sello en su cuenta de Facebook/ Textofilia ediciones
https://www.facebook.com/TextofiliaEdiciones/).