Ulises
Fonseca
La estrategia de sustentar la relevancia de una actividad con base en la numeralia es habitual en temas de turismo cultural; por ello, los titulares de las
secretarías de Cultura y de Turismo del gobierno municipal de Morelia dieron a los
medios de comunicación un informe de los resultados de la Semana Santa 2019.
Primero
habló el encargado de turismo municipal Roberto
Monroy, un tipo acostumbrado a nadar y remover el aspecto cuantitativo para
referir que Morelia tuvo, entre el 14 y el 21 de abril, el arribo de 10,451
pasajeros, un 96 por ciento de ocupación hotelera, 250 mil visitantes, una estancia promedio de cuatro días y 196 millones de pesos en derrama económica.
También refirió que en la Procesión del silencio, una caminata realizada por 24
cofradías que intentan generar una atmósfera entre fúnebre y mística, atrajo a 50
mil espectadores.
Eso sí, el funcionario aclaró que estos son resultados preliminares y que fueron obtenidos a partir de distintas fuentes, entre las que están el aeropuerto, la central camionera, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) y la asociación de hoteles, así como el propio personal de la secretaría.
¿De
dónde venían los visitantes?, Monroy comentó que la mayor parte son viajeros nacionales,
tanto del interior de Michoacán como de Nuevo León, Durango, Puebla, Querétaro,
Ciudad de México, Jalisco, Guanajuato, Yucatán, Zacatecas, Colima y Guerrero;
aunque también hubo personas provenientes del extranjero, de países tan
dispares entre sí como pueden ser Estados Unidos, España, Colombia, Francia, Honduras,
Italia, Japón, Canadá, Hong Kong y Alemania.
En
su turno, la encargada de cultura en Morelia, Cardiela Amezcua Luna, también ofreció datos duros respecto al
proyecto más destacado que realizó la dependencia a su cargo: “Cruz de Barro”, una
expo artesanal que, dijo, tuvo la participación de 260 artesanos, 52 interacciones culturales –que
incluyó la presentación de una compañía de danza proveniente de Suiza- y que atrajo
a 35 mil visitantes entre locales, nacionales y algunos internacionales; por su
parte, el montaje de “La última cena” alcanzó poco más de 4 mil asistentes.
Sin
embargo, Amezcua Luna mezcló los aspectos cualitativos con los cuantitativos al
referir que “toda la mañana -en los días que duró Cruz de Barro- teníamos talleres para niños de la comunidad y esto
generó que mientras los pequeños estaban en una actividad cultural los papás
podían poner más atención a los visitantes, a explicarles y a generar otra
relación de compra-venta, esto hizo la diferencia y lo mantendremos para la
Catrina, pues queremos que el artesano tenga, además de su capacidad para crear obras de arte, posibilidad de explicarle al visitante y de enamorarlo de lo
que éste comprará”.
Asimismo, expuso lo siguiente: “logramos tener una relación entre el Comité de Artesanos y el Comité de corazón de la gente, que es el que realiza la representación de la pasión de Cristo, del que logramos que fuera más allá de ser un evento muy interno en Capula y atrajo visitantes que habían venido a Morelia; uno de los balances más positivos que tuvimos es una menor migración de los padres de familia artesanos, quienes luego de la catrina se iban a Estados Unidos porque tenían un periodo sin venta, pero ahora tuvieron posibilidad de quedarse y trabajar”.
De
manera previa a la Semana Santa, añadió la funcionaria, fue realizado el "Festival
Primigenia", evento multitudinario que, dijo, "tuvo 8 días de duración, 16 actividades entre charlas, exposiciones,
talleres, lecturas y funciones, estuvo en cinco tenencias –Capula, San
Nicolás Obispo, San Miguel del Monte, Cuto de la Esperanza y Jesús del Monte- en 4
sedes de la ciudad y la participación de 2,500 personas”.
Ahora
bien, para finalizar este texto que ya se antoja extenso, es posible traer a colación
lo dicho por ambos secretarios respecto a la relación entre economía, cultura y
turismo:
“Hay una red económica para Morelia y no solo para el hotelero o restaurantero, el dinero fluye con el transporte, los boleros, los artesanos, los comercios (…) Morelia antes tenía un sector turístico caníbal y ahora se encuentra más ordenado, además no veo un tema de all inclusive en la ciudad, porque no es necesario como en el caso de una playa el encerrarte en un hotel” mencionó Monroy, para ser secundado por Amezcua Luna, para la cual “es importante resaltar que el turismo genera una economía circular, además, hace poco Joan Passolas nos decía ‘¿qué es lo que ofrecen?, ¿qué es lo que atraen?’ ‘tu ofreces nada más bares y alcohol y eso atraerás, tu ofreces arte, cultura y tradición y atraerás otro turismo y otra capacidad de interacción con el visitante y ciudadanía’ y lo que buscamos es ese círculo entre lo que ofrecemos y atraemos”.