Redacción
Anteriormente, los pobladores de
La Palma, una comunidad que se ubica en el límite noroeste de Michoacán, consideraban que el tule era una plaga y lo quemaban. Pero en realidad
es un elemento que puede aprovecharse para hacer todo tipo de artesanías e incluso obtener provecho económico.
Al menos eso fue lo que intentó difundirse con el programa
“Talleres tradicionales con materias primas locales”, que entre otras comunidades del estado, fue aplicado también en La Palma (perteneciente al municipio de Venustiano Carranza) desde septiembre de 2017.
La cuestión es que
el tule es una planta silvestre que crece en las riveras de lagos y lagunas, como lo es Chapala, cuerpo de agua junto al que está La Palma, cuyos pobladores consideraban que la planta no tenía provecho alguno.
Sin embargo, el tule se puede emplear como un material que, luego de su debido cuidado, corte y secado,
es posible utilizar en forma de tejido para crear toda una diversidad de piezas, desde servilleteros hasta muebles y artículos de ornato. Por tanto, el taller se enfocó en el desarrollo de una habilidad, principalmente para las mujeres de la mencionada comunidad.
También se buscó ampliar el radio de acción de los programas públicos de desarrollo, ya que por lo general las actividades de éstos se realizan hacia el centro del estado mientras que aquellas situadas en la colindancia de Jalisco quedan a la zaga.
El taller y su continuidad
El maestro artesano originario de Ihuatzio,
José Reyes Méndez fue el encargado de brindar la capacitación a un total de 35 personas; las sesiones se realizaban cada quince días, con jornadas intensivas de trabajo que incluyeron desde el corte y secado del material hasta el tejido y elaboración de petates, cestos, sombreros y otras piezas.
El taller fue
coordinado y financiado con recurso extraordinario entre la Unidad Regional de Culturas Populares (perteneciente a la Secretaría de Cultura Federal) y la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) y, aunque no fue considerada una segunda etapa de capacitación, los organizadores instaron a las beneficiarias a que participen en la gestión de recursos y capacitación, que se podrían obtener desde otras convocatorias y programas.
Lo anterior se desprende de la idea con que funcionan las mencionadas instituciones: conformar grupos e iniciar un proceso con ellos, para que luego estas personas beneficiadas den continuidad a sus procesos de capacitación.
Un ejemplo de las convocatorias que podrían beneficiar a las mujeres de este taller es el del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC).