Ulises Fonseca
El análisis de los ritos funerarios en las regiones vecinas de lo que ahora es Michoacán, constituyó el tema general de las tres últimas mesas del 1er Coloquio de la Arqueología en Michoacán, realizado en Palacio Federal.
Como un ejemplo de lo mostrado este viernes, fue la ponencia presentada por Elizabeth Mejía, quien habló sobre el “Sistema de enterramiento en el sitio arqueológico de Toluquilla, en la Sierra gorda queretana”.
Al respecto, la investigadora del Centro INAH Querétaro expresó que la ponencia dio cuenta del trabajo que ha desarrollado en la zona arqueológica de Toluquilla, situada al norte de Querétaro “lugar donde hemos trabajado 23 años, tiempo en el que hemos recopilado información de todo tipo, desde la protección del sitio hasta la excavación, además de estudiar la arquitectura y los entierros”.
Precisamente en ese último tópico, Mejía presentó una síntesis de la recopilación de evidencias en torno a los sistemas de enterramiento, “estamos en un lugar que produce cinabrio, un polvo rojo que cubre entierros de Teotihuacán y que fue muy valioso en la época antigua, por tanto, la Sierra Gorda aporta información sobre la producción de cinabrio y el intercambio que se dio a diferentes lugares”.
Prueba de ese intercambio comercial entre la región y otros pueblos, dijo, “es que tenemos conchas del golfo del pacífico, joyería con huesos de animales del golfo, cascabeles de cobre, entre muchas otras cosas”
Como otro ejemplo del conocimiento compartido esta la ponencia de Otto Schöndube, arqueólogo y maestro emérito del INAH, quien expuso el tema “Patrones funerarios en la cuenca de Sayula, Jalisco, a través del tiempo”.<
Como afirmó Schöndube, los estudios que ha desarrollado en la cuenca de Sayula se realizaron “con el propósito no de estudiar un sitio arqueológico aislado sino la región y la interrelación de los sitios que lo componen y como cambio la sociedad, la tecnología y la economía de esa zona”.
Fue por ese trabajo que Schöndube y su equipo encontraron enterramientos, que han constituido una magnífica fuente de información pues como dijo el propio arqueólogo “mediante las ofrendas, materiales de tipo cerámico lítico y demás podemos reconstruir un poco de la ideología y formación”.
El periodo que abarcaron para investigar es bastante amplio, pues abarca del 1200 antes de Cristo hasta la conquista española, por lo cual, “hay un número considerable de entierros que nos permiten a los especialistas en antropología física dar conclusiones con mayor validez estadística”, mencionó Schöndube.