Cristina Bustamante y su travesía hacia el cine
Ulises Fonseca Madrigal
En el primer día del II Foro Territorios del cine en México, hubo un espacio para una charla con la joven realizadora Cristina Bustamante, quien relató el modo en que se acercó al cine, a la escritura de guion y a los problemas que enfrentan los jóvenes para abrirse camino.
De ese modo, y con un tono por completo desenfadado Bustamante relató que su camino inició desde las artes visuales, “donde entré con el interés de la foto fija, de la ilustración digital, gracias a las clases optativas pude acercarme a la fotografía, al video (…) fue un proceso extraño, gracias a la universidad empecé a conocer otro tipo de cine e historias”
En efecto, Bustamante refirió que al hacer foto fija “siempre había la necesidad de construir historias, la vida me llevó a conocer las formas y maneras de hacer historias cinematográficas”.
La realizadora mencionó que al terminar su carrera tenía la esperanza de ir a la ciudad de México para hacerse de un lugar en el cine; desafortunadamente, al no haber conocidos ni palancas se encontró con un mundo muy difícil, por tanto regresó a la capital michoacana, donde vio que ya había ímpetu por hacer las cosas.
El cine de bajo costo
Hacer cine con poco costo es un concepto que, dice categórica Bustamente, no existe en absoluto: “lo considero que es como si hiciéramos prestidigitación, es algo que cuesta mucho, pero afortunadamente hoy en día hay equipos mucho más económicos, las cámaras digitales por ejemplo”.
Además, si bien la sala de cine tradicional tiene su encanto, lo cierto es que existen otras plataformas para exhibir, en especial las digitales, “hay que ampliar la mente, no esperar a que todo este como se supone debe estar para hacer cine, quitarnos tapujos mentales de que para hacer las cosas es necesario seguir una metodología muy estricta”.
Precisamente en éste ámbito, la realizadora menciona que tiene una metodología propia que consiste en primero escribir un cuento o poema, que luego transmita en guion para cine. Fue de ese modo que surgió su primer cortometraje, uno llamado “El baño del diablo”. A éste le siguió “Balnea”, que nació en una minificción que habla de la belleza y la obsesión.
Para el 2013 realizó “Nocturno”, corto que nació desde un cuento que habla sobre el estar en una pesadilla constante, aquí, hay una figura demoníaca femenina que acecha de manera constante a un personaje masculino.
El penúltimo cortometraje, “Cenizas” nació también de un cuento que habla sobre el duelo. Retrata a una mujer que no puede desprenderse del recuerdo de su difunto esposo y termina comiéndose las cenizas de éste. El corto tuvo a una actriz de la compañía nacional de teatro y fue realizado en Morelia.
El corto final es “La cabalgata de los caídos”, título que implicó para Bustamante un salto importante pues trabajó con más gente, con más locaciones, con más equipo. “La historia trata de un personaje solitario que está cansado de vivir y decide suicidarse, pero al intentarlo falla; en su camino se encuentra a un conserje que se encuentra en una situación similar y se vuelven cómplices en la búsqueda de la muerte” mencionó.
Además de lo anterior, existe un video poema llamado “Forastero”, una obra de carácter experimental donde no se narra un momento o serie de emociones, sino que juega más con el lenguaje visual, “no es un modelo convencional, quedó en Festivales de video poesía, entendí que puedo buscar otras formas de contar historias, se trata de mi trabajo que más lejos se ha ido, estuvo en Grecia y Argentina”, señaló Cristina.
La fugacidad de los premios
Con respecto a la participación y premiación en Festivales, la realizadora mencionó que un ejemplo interesante de lo que ocurre es el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde “a quien menos presta atención es a los realizadores michoacanos, por tanto, el tener una mención o premio puede que en dos años no signifique nada”, de modo que si bien los premios ayudan y abren puertas, lo menos recomendable es dormirse en los laureles.
Pasa lo mismo con las becas que otorga el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), pues el tener una beca no implica que se repita de nueva cuenta, “hay que seguir el trabajo, mejorar, no repetir fórmulas”.