Historias y nuevas posibilidades en el Traspatio
Ulises Fonseca Madrigal
Luego de hacer la inauguración protocolaria del Traspatio, acto hecho la tarde del jueves y caracterizado por su brevedad, la coordinadora del encuentro editorial, Mara Rahab Bautista, dio lugar a un programa conformado con presentaciones de libros, de proyectos artísticos como El Palacio de la Fatalidad.
Vagar y leer con elegancia
El “Palacio de la Fatalidad” es un proyecto artístico de autoedición cuyo iniciador, Carlos Maldonado, definió como un trabajo que surgió “por el gusto de hacer libros y regalárselos a los amigos, pero fue muy difícil involucrarse en ese mundo”.
“La idea era presentar traducciones inéditas al español, son ediciones de 30 o 50 ejemplares máximo, pero no queríamos meterlos en el rollo de venderlos”, por eso los regalaban a quienes consideraban que sí los leerían.
“Nos interesaba un libro bien cuidado, por eso empezamos a trabajar con artistas visuales”, entonces empezaron a tener colecciones como Re-Volver y proyectos de intervención sobre textos, para lo cual invitó autores como Ángel Ortuño.
Además, el proyecto incluye la construcción de muebles ex profeso para la presentación de los libros y/o instalaciones artísticas, esto último con el objetivo de llevar los símbolos de la lectura, por así decirlo, a espacios poco convencionales como Museos o Galerías.
“Seguimos editando, además de que siempre hay talleres, charlas, conferencias en torno al libro o lenguaje (…) lo que tenemos claro es hacer libros bien hechos pero no competir con las grandes editoriales, sino que se pueda tener acceso a ellos de manera muy diferente, los proyectos surgen como resultado del placer de la lectura, pues nos asumimos como lectores”, mencionó Carlos Maldonado.
Por su parte, Carlos Ranc quien también es artista visual, presentó su “Elegante Vagancia” el cual definió como “un proyecto que tiene que ver con los libros, pero estoy enfadado con los artistas y más aún con los libros de arte, entonces mi proyecto artístico fue convertirme en librero”.
La premisa fue que debía estar en su propia casa, ya que tener una librería “no es negocio”, además de que por su ímpetu coleccionista decidió tener en el lugar series completas. “Colecciono colecciones, quiero hacer una biblioteca de editoriales”.
Además, afirmó que otro interés era hacer nuevas aproximaciones a los libros, “para acercar a la gente al objeto mismo que es el libro”, para lo cual realizan proyectos de intervención pública, como la Maleta del Odio a México, y la apropiación de textos para crear otros cuentos o poemas.
Presentación colectiva de libros
Rodrigo Téllez, de Tigre ediciones “la editorial colabora con gente que tiene trayectoria amplia y con gente joven”. Ellos presentaron Los desastres colaterales una carpeta/ libro conformada por grabados hecha por el artista Demián Flores a partir de la serie “Los desastres de la guerra” de Francisco de Goya; a partir de éstos se generó un libro editado por Alejandro Magallanes. También se dio a conocer El Triunfo del pollo sobre la discordia, de Roberto García Ortega.
Además, estuvo presente La Cartonera, una editorial que comenzó a operar de manera formal en el 2008 y que retoma una tradición que viene de Argentina y Perú, para adaptarla al contexto particular de Morelos, estado en el que residen.
Hacen trabajo cercano a la comunidad artística de Cuernavaca, “empezamos con autores cercanos a la ciudad, a la fecha tenemos 43 publicaciones, no solo de Morelos sino de todo México, Latinoamérica y Europa”. Ellos presentaron Sade. La insurrección permanente de Maurice Nadeau, un trabajo editorial eminentemente artesanal que cuenta con la traducción de Rafael Segovia.
“Para esta edición hubo 500 ejemplares, implicó que por seis meses pintáramos las portadas (…) es un libro que llega por primera vez a México”, mencionó Dany Hurpin, quien agregó que en efecto, “todo el mundo conoce a Sade, pero pocos conocen sus obras”, pues en Francia es difícil encontrarlas mientras que acá en México hay ediciones de mala calidad.