Ulises Fonseca
Para contribuir al
desarrollo humano de estudiantes jóvenes y sus padres, es que la Universidad de Morelia (UdeM) y el Colegio Nacional de Educación Profesional
Técnica (CONALEP) de Michoacán, firmaron un convenio de colaboración.
De acuerdo al rector de la UdeM, Pedro Chávez Villa, este
convenio implica el desarrollo de cuatro
talleres de formación para la paz, los cuales, dijo “serán uno por semana,
nosotros estaremos poniendo en servicio el marco teórico de la psicología
sistémica; iniciamos el próximo jueves (9 de mayo)”.
Ahora bien, un punto relevante es que en esta labor, comentó, es que “la dignidad de las familias es intocable, es decir vamos a trabajar no a juzgar, ese es un principio de la psicología sistémica (…) los talleres serán en el plantel Morelia 1 (Av. Ciudad Industrial 535, Ciudad Industrial, Morelia) donde participarán 60 alumnos de la escuela en Hospitalidad turística, arrancaremos con ellos, invitamos a los 120 padres de familia, 15 maestros y 5 directivos”.
A propósito de
esto último, Chávez Villa refirió que en el desarrollo de los talleres “nosotros
como UdeM facilitaremos 20 profesionistas capacitados en este formato, para
trabajar estos cuatro talleres y la idea es que estos talleres nos lleven a
crear un programa de institucional de formación para la paz”.
Ahora bien, el
rector ofreció una sucinta descripción de los principios de la piscología
sistémica: “básicamente maneja tres postulados: orden y jerarquía, el de pertenencia
y el de equilibrio, los cuales
resultan fundamentales para las relaciones interpersonales en la familia, la
escuela y en los grupos; es decir, al haber orden fluyen las cosas, en las
jerarquías hay respeto, la pertenencia nos recuerda que todos somos parte de
una estructura y si excluimos o segmentamos nos debilitamos como sistema,
mientras que en el equilibrio cabe el tema de que en la vida cotidiana hay
aciertos y desaciertos, la cuestión es apostar a que haya cada vez mayores
aciertos”.
Otra cuestión de
fondo, añadió Chávez Villa, “es que damos una atención a una de las máximas
conclusiones que hubo en la UNESCO 98 para las universidades: ‘transfórmense y trasciéndanse
las condiciones meramente economicistas’, es decir solo el fortalecer el ‘hacer’
y el ‘tener’, para asumir ‘una dimensión de mayor espiritualidad y moralidad’,
es decir, al desarrollo del ser”.