Luis Gabino Alzati Ruiz
Ciudad de México a 26 de septiembre de 2019.- “El proceso de paz en Colombia es el patrimonio más importante que hemos construido como sociedad en los últimos 50 años”, afirma el escritor y periodista bogotano Santiago Gamboa durante la presentación de su novela Será larga la noche, en la que se adentra a las heridas que ha producido el conflicto armado entre la guerrilla, los paramilitares y el ejército colombiano.
“Colombia es una de las democracias más atacadas desde el punto de vista de lo que han sido los últimos 20 años. Yo les puedo decir que el paramilitarismo llegaba a una población y decía, si en este pueblo alguien vota o hay un solo voto que no sea para este señor aquí volvemos y sufrirán las consecuencias”.
Considera que estas amenazas fueron las que impulsaron a políticos vinculados al paramilitarismo, que en durante el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe “llegó a haber cerca del 30 por ciento del Congreso que era de los paramilitares bajo este sistema, es decir, el votante con una pistola en la cabeza”.
Invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México para compartir su experiencia en el campo de la literatura y la no ficción, el autor de títulos como Páginas de vuelta, Perder es cuestión de método, El síndrome de Ulises y Volver al oscuro valle, entre otros, expresó que su regreso a Colombia, tras 30 años de vivir en Europa e India, ocurrió precisamente con la búsqueda de una anhelada paz entre el gobierno encabezado entonces por Juan Manuel Santos y la guerrilla.
Esa motivación lo llevó a adentrarse en la realidad que se vive fuera de la burbuja bogotana, en la zonas rurales y campesinas de su país, donde la violencia dejó un país en orfandad.
“Fue la felicidad de llegar de nuevo a una país casi para participar en la nueva fundación del mismo, y me encuentro con que lo que está haciendo una mayoría de personas es volver atrás, volver a los años noventa, volver al conflicto y a no ser consciente de cuáles son los elementos que de alguna manera si se corregían entonces sin mucha dificultad se podía continuar, y que esas personas tenían además apoyo en la mayoría; por tanto yo dije, bueno, o es un fenómeno de locura colectiva o aquí toca entrar con otras armas a entender eso que está pasando acá”.
Y abunda: “yo no puedo entender cómo un país con tanta pobreza, con tanta miseria, con el campo abandonado, pues esas mismas personas voten por un partido que está en contra del proceso de paz que evitará que sus hijos sigan muriendo y que además no les está prometiendo oportunidades, igualdad ni justicia social, y que más bien ven con miedo al grupo político que les está diciendo ‘nosotros vamos a darles a ustedes, vamos a trabajar para que haya más grupos universitarios para que sus hijos vengan a estudiar, para que sus hijos salgan del campo donde hay peligro y violencia’”.
El activismo político de las iglesias
Gamboa sostiene que una de las razones por las que la gente del campo votó por esta opción política fue porque las iglesias operaron contra el gobierno de Juan Manuel Santos, debido a que les comenzó a cobrar impuestos: “no todos los pastores son iguales, pero había pastores que andaban en automóviles Hummer con cuatro guardaespaldas y cuatro carros escoltas”.
Afirma que en Colombia el activismo político de las iglesias es poderoso: “hay tres partidos que provienen de las iglesias; imagínense a estos pastores con esta sumisión tan impresionante y tan fuerte que tienen sobre los feligreses, que llegan un día con propaganda electoral y las paredes de la iglesias están todas cubiertas por una cara y un número y les dicen a los feligreses ustedes tienen que votar por ese señor”.
“Las de los desmovilizados son historias hijas de la violencia”, dice mientras evoca sus experiencias recorriendo zonas que antes pertenecían a la guerrilla y al paramilitarismo. “Un país en guerra es un país lleno de huérfanos y los huérfanos son las víctimas del abandono absoluto”.
Gamboa lamenta que el actual gobierno encabezado por Iván Duque esté dinamitando el proceso de paz, sin embargo, se mantiene optimista porque los exlíderes guerrilleros y los miles de excombatientes hoy desmovilizados están convencidos de que el conflicto no puede continuar, y están incursionando en el terreno de la economía con proyectos que generan empleos para sus familias, como la cervecería La Roja o una ruta de senderismo operada por ex guerrilleros, entre otras acciones.
Pero también, afirma que su país vive triste y confundido: “hay motivos para encerrarse y llorar y hay motivos para salir enfurecido a la calle, son dos mitades que se miran y se odian. Colombia está dividida, Colombia es dos Colombias, es como el poema Españolito, de Antonio Machado”, comenta.
El periodista es un detective sin pistola
Sobre Será larga la noche, considera que “hacer novela realista es hacer novela negra. Lo que es negro es la realidad y no necesariamente la intención del novelista”. En este trabajo, Santiago Gamboa recrea a tres personajes que van desenvolviendo la trama de un crimen que busca ser olvidado: la periodista Julieta Lezama, su asistente y ex combatiente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Johana Triviño y el fiscal Edilson Jutsiñamuy.
Hablando específicamente de Julieta Lezama, explica: “quise usar entonces como personaje no un detective ni un investigador, sino una mujer periodista, porque el periodista es un detective sin pistola, y además, cuando se conoce la verdad eso no representa necesariamente el triunfo de la justicia.
No se trata de una novela donde haya un
crimen y un asesino y el detective tiene que agarrar al asesino, sino lo que
muestra es un estado de cosas negativas, unas influencias perversas que siguen
actuando sobre una sociedad y no son corregidas a pesar de que se conozca la
verdad”, concluye.