Disciplina:
Actividad: Literatura
Ciudad: Morelia
Semblanza: Carlos Rojas Martínez nació en Morelia, Michoacán, México, el día 21 de octubre de 1983. A los diecisiete años decidió cambiar su nombre por el de Caliche Caroma. Caliche es una piedra caliza, también es una forma poco común para nombrar a los llamados Carlos (bastardos), Caliche es el argot de los delincuentes. Caroma es un acrónimo mal hecho y una marca de productos para baño en Australia. Comenzó sus estudios superiores en la preparatoria número uno, el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, donde tuvo la oportunidad de saquear la biblioteca y leer las obras locales, nacionales y las de Uruapan. Para seguir condonando los pagos se inscribió en la Facultad de Filosofía de la UMSNH. Terminó pero no se tituló. Mala cabeza la de Caliche. Lavó trastes, atendió y robó a muchos borrachos, vendió cachivaches en los mercados. En fin, hizo lo que pudo. Colaboró en revistas locales: Hilo, Revés, Clarimonda, Semen, Kamikaze, Psicoactivo; así como en el periódico Cambio de Michoacán, cubriendo algunas ediciones del FICM, todo esto sin pago alguno. Hace como que toca las percusiones y se junta con algunos músicos terroristas de la ciudad de Bombelia para realizar rituales satánicos y pedir monedas a los paseantes. Vive en la colonia Prados Mueres, lugar lleno de mitos y leyendas urbanas, así como de baches y narcomenudeo, ahí le prestan un cuartito donde realiza orgías dedicadas a la memoria de los estridentistas. La editorial Jitanjáfora lo incluyó en su antología “Narradores Emergentes”, aún no se sabe el porqué. Este año, mayo 4 en los antiguos Baños Villalongín, publicó su primer libro “Prisa”, que ya está agotado. Ahora viene de nuevo a molestar al público con “Todo y siempre, casi y quizás”, que ya está a la venta, dicen que lo lleva hasta la puerta de tu casa si le mandas un mensaje secreto por facebook. Así las cosas.